Primavera. El pregón. Semana Santa. Procesiones. Paso y tronos. Partituras, clarinetes y flautas. El crujir de la madera. Callejuelas empedradas. ¿Lluvia? Domingo de Ramos. La borrica. Varas, palmas y olivos. Banderas y estandartes. Seda y oro. Caoba y plata. Monaguillos. Hermandades que huelen a incienso al ritmo de tambores y cornetas. Farolillos. Cera, mimbre y claveles. El brillo del palio. La Ultima Cena. El Prendimiento. El gruñido de un cerrojo. Los costaleros. Amigos bajo el anonimato de un faldón. Caramelos. Y la voz ronca del capataz. Suena la Marcha Real. Fervor. Saetas. El tintineo de las bambalinas. Damas de mantilla, nazarenos y penitentes. Capirotes. Escapularios. Bordados y corbatines. Hábitos, túnicas y velos. Terciopelo, sarga y lana. Sudarios. Con sandalias y alpargatas. O descalzos. Pasión y Muerte de Cristo. La Verónica. Blasones y crespones. La Cruz y la Soledad. Fe. Liturgia. Miradas.
Plegarias y lágrimas. Cadenas. La Vigilia pascual y las letanías. De rodillas. Viacrucis y rosarios. Candelabros. Cirios. Cruces y capirotes. Espinas. Ceniza. Potaje de garbanzos con bacalao y buñuelos. Las torrijas. “Marcelino, pan y vino”, “Los Diez Mandamientos “y “Ben Hur”. La madrugá. Silencio y esperanza. Bienaventuranzas. Sábado de Gloria. Los Oficios. Oraciones bisbiseadas en voz baja. Resurrección y Subida a los Cielos. El tañido de las campanas. Hermanos, cofrades y alabarderos. Hombro con hombro. Vítores y aplausos. La agrupación musical, las bandas de música y la sociedad filarmónica de no me acuerdo dónde. Nardos, lirios, azahar y rosas blancas. La mona y su inseparable huevo.
En cada rincón, en cada plaza, en cada esquina. En cada calle. Olores y sabores. Sonidos. Tradiciones. Y respeto. Mucho respeto. Pasarán siglos enteros. Igual que entonces, todo sigue. Y todo esto es memoria…Mi memoria.
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest.