COTILLAS

Hay personas que tienes que evitar a toda costa: LOS COTILLAS. Esa especie humana que, fingiendo preocuparse por ti, lo único que buscan es…carnaza. Yo, particularmente, estoy más que harta de esta plaga. ¡Son unos “metemierdas”!

En casa siempre me enseñaron que un buen amigo debe ser aquel con el que se comparten confidencias con la absoluta seguridad de que no acabará contando tus cosas para, tristemente, ganarse la “amistad” de otro. Da igual la razón que le lleve a ello. Cualquiera será detestable. Ya sea ésta para sentirse el centro de atención, gozar de “un minuto de gloria”, medrar en determinados círculos o aumentar la cuenta de resultados de su negocio. Y no. La amistad no es una relación de negocios.

Cotillear no es el mejor de los pasatiempos aunque lo practicamos todos. Pero, como en (casi) todo, hay niveles: están los cotillas informadores, los cotillas chismosos y los cotillas joputas. Y en este último grupo incluyo a los que van de grandes amigos, vendiéndote esa amistad que te hace bajar la guardia y, cuando estás con el alma “en pelotas”, les cuentas hasta el PIN de tu tarjeta de crédito. Esta panda son capaces de violar la intimidad y la confianza de otro con tal de obtener información extra que, después, deforman para adaptarla a su peculiar manera de contar las cosas y soltar “la bomba”. Inventan, la mayoría de las veces, versiones extremadamente crueles a partir de las confesiones que les hacen y así, a la vez, alimentan su lengua viperina.
La buena noticia de todo esto es que no podría haber humanidad sin el cotilleo. Los seres humanos estamos programados para ello. El cotilleo genera sentimientos de confianza e intimidad entre dos o más personas, estrecha lazos. Pero, y ahí viene el problema, la estupidez humana hace que el cotilleo se nos vaya de las manos. ¿Presumir de estar bien informado te da derecho a traicionar la confianza de otr@s?
Hay una gran diferencia entre chismes y rumores y es aquí cuando llega la mala noticia: su majestad el cotilleo existirá hasta el último de nuestros días. Siempre habrá gente dispuesta a darle crédito al chisme porque la versión cotilla les parece “más divertida” y “vende más” que la verdadera historia.

Querid@ cotilla: piensa que la próxima vez la víctima puedes ser TÚ. Y que no tendrán piedad en despellejarte. Y que, además, no tendrás ningún derecho a quejarte porque TÚ empezaste primero traicionando la confianza de quien creyó en ti. Has destruido todo lo que la amistad había construido. ¿Content@?

Coco.

Fuente de la fotografía: Pinterest.

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