Y tú ¿Qué harías?

El bicho sigue alterando nuestras vidas pero parece que cada vez estamos más cerca de plantarle cara. ¿Esperanza? No sé. Es imposible saber y sólo el tiempo nos dará las respuestas pero la mía a ponerme la vacuna es SÍ.

Pienso mucho en el p…virus y tengo claro que si sale una que puede reducir a la mitad mis posibilidades de contagio, me la pondré tan pronto como sea posible. Como me pongo la de la gripe desde hace muchos años. Asumo el riesgo con los ojos cerrados. Me pondría todas (menos la de Putin).
Será que mi miedo al bicho lo puede todo y las ganas de acabar con la mascarilla también. O será ese espíritu optimista que me hace confiar en los que están al frente de los ensayos clínicos. O porque sigo con los pelos como escarpias sólo de pensar en más meses de confinamiento. O porque me enfadan, y mucho, esos energúmenos que siguen por la vida sin mascarilla con la que está cayendo. Muero de pena cada vez que oigo el número de fallecidos por culpa del bicho (y subiendo). Me aterra ver cómo se colapsan los hospitales y cómo el personal sanitario sigue arriesgando su vida por salvar las nuestras.
No será fácil poner fin a la pandemia, pero si echamos la vista atrás vemos cómo más de una ha sido vencida gracias a las vacunas, uno de los grandes descubrimientos de la humanidad. Han salvado millones de vidas. Y no son sólo cosa de niños. Gracias a ellas se han erradicado muchas y extinguido otras que tampoco eran moco de pavo. Sin embargo hay desconfianza. Y ésta, a menudo, viene de la desinformación de esos que aún no saben que si un virus se reproduce y la población está vacunada, no habrá transmisión masiva o su efecto no será tan letal.
Necesitamos parar el número de muertes y contagios. El precio está siendo demasiado alto y estoy más que convencida de que la vacuna es el empujón necesario para conseguirlo y para alcanzar esa inmunidad de rebaño de la que los expertos hablan. Esa inmunidad que protege también a los no vacunados. Ellos, los que saben del tema, están notando ya su eficacia y no ven efectos secundarios significativos. Y, por supuesto, que tiene efectos secundarios. Pero también los tienen el ibuprofeno o el paracetamol, de los que hacemos uso y ABUSO. Entonces… ¿Por qué no ponérmela?
En la medicina no hay nada seguro al 100% y la vacuna no es el único remedio para frenar esto pero sí creo que es el más importante hoy por hoy. Es nuestra mejor arma para enfrentar el ataque, para proteger a generaciones futuras y para poder volver a hacer una vida medio normal. No hablo de volver a la vieja normalidad…pero casi.


Ya nadie discute que el bicho ha venido para quedarse. Pues… ¡vamos a ponérselo difícil!

P.D.: Y tú ¿Qué harías?

Coco.

Fuente de la fotografía: Pinterest.

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