SANTO Y SEÑA

Dicen que es la profesión del siglo XXI.
Según los que saben de esto, hay más de 20 millones de influencers repartidos por todo el mundo. Pero la realidad es que muchos de ellos lo que tienen es un porcentaje altísimo de falsos seguidores y su audiencia es de muy baja calidad. Sin embargo, a día de hoy, arrasan.
¿Qué nos pasa con esta gente?
Parece, según otros que también saben mucho, que estamos programados para querer siempre más de lo que hay. Ambición lo llaman, aunque algunos modernos lo llaman nuevo narcisismo. Y también parece (por lo que cuentan) que es algo que TODOS, sin excepción, tenemos. Ojo. Vaya por delante que hoy no vengo yo a poner en duda todo esto. Pienso que la ambición bien entendida está de p…madre. La búsqueda del éxito. Jugar para ganar. O el reconocimiento. Todo el mundo queremos vencer y destacar en algo aunque es una utopía que muy pocos consiguen.Todos nacemos con unos dones que nos pueden ayudar a tener éxito, pero somos nuestras elecciones y son nuestras decisiones las que harán el trabajo para ser quienes queremos ser. Y es aquí donde la gran mayoría pincha.
Si te fijas en la gente exitosa, casi nada de lo que hacen les asemeja a otras personas. Su forma de vestir, lo que dicen (y cómo lo dicen), sus aficiones o un carácter fuera de lo común que contagia…todo es distinto. Son una suma de formas -diferentes- de hacer las cosas que les catapultan al estrellato (entendiendo estrellato como el planeta entero, la oficina o su barrio).
Que quede bien claro que no se trata de ser Einstein sino de pasarlo bien. Da igual lo listo que seas. De lo que va esto es de ver el mundo con otros ojos y conseguir un disfrute máximo con lo que haces. Si lo analizas bien, el objetivo de todos y cada uno de ellos pasa por hacer de su vida un mundo más feliz a través de una colección de experiencias, estilo de vida, aficiones…caiga quien caiga y a pesar de los pesares porque a veces fallaran y a veces no, pero al menos lo han intentado y han aprendido. Y porque también saben que, de no hacerlo, se arrepentirán toda su vida y no serán felices. Y no. No son perfeccionistas.¡Les horroriza la perfección! ¡Son todo lo contrario! Saben que las imperfecciones son las que marcan la diferencia entre unos y otros. Y son esas cualidades “imperfectas” las que les hacen…únicos.

Dicho lo cual, aquí no influencia el que quiere. Influencia el que puede. Y el que se lleva la palma en este juego es ese que practica lo de ser uno mismo sin mirar lo que hace el de al lado. Se trata de ser TÚ y disfrutar de TUS pasiones, no de las de otros. Ese es su santo y seña. Y ese debería ser el santo y seña de cualquiera. Porque -y esto es de primer curso de infantil- lo que es bueno para ellos, no tiene que ser bueno para ti.

Así que, resumiendo, déjate de influencers y…¡sé capaz de llevar la contraria!

Coco.

Fuente de la fotografía: Pinterest.

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