RUIDOS Y ZUMBIDOS

Cada vez que me voy de vacaciones traigo “en la mochila” algo más que recuerdos. Vuelvo sabiendo más cosas. Con un poquito más de sabiduría. Aprendiendo de todos y…de todo.

Este año por fin me he dado cuenta que terminar las vacaciones más cansada que cuando empecé es un gran error. Será por eso que en esta ocasión he aprendido a hacerlo con cierta gracia y he sacado más tiempo que nunca para borrarme del mapa, no hacer nada, dormir hasta tarde, alargar el desayuno hasta la hora de comer y leer mucho, muchísimo más de lo que me lo permito en cualquier otra época del año. Es lo que viene siendo robar tiempo para ti. Comer, beber, dormir y…repetir. Una y otra vez hasta que se vuelve agotador.
No hay nada sorprendente en pasar ratos en soledad y lo hay todo. Y no. No es una errata. Sé perfectamente lo que escribo. Alejarte de todo te permite -a la vez- conectar mejor contigo. Y mi mente en soledad se siente clara, libre de ruidos y zumbidos. Y, en lugar de gastar energía tontamente, puedo ser yo sin dar explicaciones. Y sin pedir disculpas.

Es absolutamente liberador poder tener tiempo para hacer exactamente lo que quieres. No hay nada malo en planear un viaje pensando en un rato a solas, tú contigo y nadie más. Y no hay nada mejor que explorar un lugar a través de tu gusto, de tu oído, de tu tacto, de tu vista o de tu olfato. Tener un rato, un día (o dos) completamente para ti es de un goce difícil de describir. Puedes sorprenderte con lo que eliges hacer. Hasta comprobarás que las cosas más aburridas que haces en tu tierra se convierten en experiencias inolvidables cuando estás en otro lugar. Y que escaparte del rebaño por un rato o dejar que tu pareja vaya en sentido contrario al tuyo por unas horas tiene su punto.

No todos tomamos los mismos caminos. No todo el mundo necesita caminar una hora sin rumbo o quedarse en la playa hasta que se pone el sol. A unos nos apetece beber una buena copa de vino, de esos que están pa ponerle un piso, y a otros meterse tres bolas de helado entre pecho y espalda después de un buen caldero. Cuestión de gustos…y de placeres. ¿Y qué me dices de esas conversaciones contigo misma? ¿O cuando de repente surgen interesantes conversaciones que te invitan a seguir los consejos de los lugareños? Y es que al final nunca estás realmente sola… ¡Hay tantas recompensas! Por eso y mucho más (que me guardo pa mi) estas vacaciones en “mi mochila” llevo eso que oyes mucho y practicas poco. Eso que dice algo así como que «estar presente en el mundo es poder decir: me gusta cómo me siento».

Este septiembre os confirmo que no soy la misma persona el último día de vacaciones que el primero. Sé más. Y me permito cosas.

Definitivamente…estoy lista para irme otra vez.

Coco.

Info de foto: ¿Hay forma más bonita que este «NO MOLESTEN» del INNSiDE by Meliá Apolo?

spot_imgspot_img

Suscríbete

Seguro que te gusta

10 años aquí…

10 años aquí, y seguimos. No te voy a...

La puerta abierta.

Ha caído en mis manos un interesantísimo libro que...

Cogito EGO sum

No, no has leído mal, pone EGO, así bien...

Mis Jedi

La vida está llena de decisiones difíciles: elegir entre...

23 LECCIONES DEL 23

Decir que no a lo que no. Y ser...
Artículo anteriorA Contracorriente
Artículo siguienteCADENA PERPETUA

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Share This