¡ROJA Y EXPULSIÓN!

Nada tengo contra el culto a la chancla con calcetín, pero necesito que alguien me lo explique porque sigo sin entenderlo. Pensaba que podía con todo, pero aún sigo con el efecto “NO ME LO PUEDO CREER” cuando veo desfilar hordas de horteras que permanecen anclados en el tiempo.

Todo verano tiene su hortera. Sin duda. El mal gusto sale del armario y campa a sus anchas. Y aunque eso del mal gusto es según se mire, hay estéticas bastante alejadas del gusto dominante. Cierto es que en unas zonas lo hortera triunfa más que en otras, siempre dependiendo del nivel de humedad y de los grados que nos esclavicen. Pero cada verano la cosa va a peor. El panorama es desolador. Carnaza por aquí, riñonera por allá…todo es posible. Reconozcamos que entre tanta excentricidad algo de nostalgia hay. Porque los veo y recuerdo mis pantalones de pata de elefante, las hombreras dobles pegadas con velcro en mis camisetas…Sí, Yo también fui hortera. Y es posible que para algunos siga siéndolo. Todos lo hemos sido en algún momento de nuestra vida. El punto hortera que llevamos dentro nos acompañará siempre. No podemos resistirnos a ese rollo kitsch. Y el que esté libre de pecado… ¡no sabe lo que se pierde!

El tema da mucho de sí. Hay horteras con un sentido de la moda rayando la agresividad. Y ese modus operandi me impide vivir en paz. Soy una firme defensora de que cada uno se ponga lo que quiera y le haga sentir bien, aunque le quede peor que mejor, pero hay unos niveles que no puedes pasar por alto. Imposible entonces no poner en marcha un ejercicio de reflexión.

¿El calor lo justifica todo? La respuesta es NO. Un sol abrasador no te concede el certificado de hortera oficial nivel experto ni beneplácito para ir por la calle enseñando el culo. Eso no está bien, sobre todo para los que ya tenemos una edad. No hace falta enseñar más de lo que toca. En serio. NO HACE FALTA.

Incomprensible esa dosis extra de atrevimiento, exhibiendo carnes lustrosas y empapadas en sudor. ¡¿Algo más aterrador?! El calor da licencia a enseñar piel hasta un punto. Pasado ese punto ya entramos en terrenos pantanosos y aparecen cuerpos abrillantados que dicen adiós al miedo al ridículo con total impunidad. Esa es la foto oficial del hortera que, con su presencia inigualable, tiene en el verano a su mejor aliado. Iconos del panorama estival, rendidos al mal gusto, que sacan a relucir nuestro lado más grotesco, y cuyo cutrerío anti lujuria y la exaltación de la masculinidad te hace pedir a gritos que vuelva el frío.

Las altas temperaturas no son excusa para mandar a la mierda la etiqueta, ni para bajar la guardia y sacar la vulgaridad a paseo. Para sobrevivir al verano hay otras formas de relajar la indumentaria sin que aparezcan especímenes marcando paquete con un turbo más que ceñido, casi desnudos, descamisados o con infames camisetas de tirantes, calzones y calcetines estampados subidos hasta una rodilla peluda y de un tono rojo abrasador que duele de mirarla. Y si te has sentido identificado con algunas de las piezas aquí expuestas, desde YA te digo que no eres un moderno. Eres un H O R T E R A y mereces un buen repaso, porque el aroma a rancio no te lo quitará nadie por mucho que lleves estampados grandes logos de marcas de lujo. No todo vale. Debes saber que hay sitios en los que la extravagancia no cuela aunque tengas pase VIP (y por mucho dinero que cueste cada una de las prendas que llevas encima).

¿Es posible resolver semejante ecuación? Hay que reconocer que la cosa es complicada. Cuando escapar completamente del calor es imposible, la elegancia se va de vacaciones y aunque las tendencias en el mundo de los horteras van y vienen, algunas –desafortunadamente- nunca se van. Hay mucho trabajo por hacer. Es delirante. No encuentro otro modo de explicar cómo esa gente combina todas las tendencias en un solo cuerpo, por aquello de no dejar ni un hueco libre, rozando el feísmo. Para ellos todo puede ser. Todo puede combinar y cuanto más, mejor.

Ante tanta alucinación, allá cada hortera con su armario. Pero aunque el mundo les necesite, y yo también, algunos merecen…¡ROJA Y EXPULSIÓN!

Coco.

Fuente de la fotografía: Pinterest

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