¡POBRES RODRIGUEZ!

En menos de una semana da comienzo la… ¡Operación Salida! Inicio de vacaciones para algunos y el momentazo “Rodríguez” para otros. Si los que leéis esto os encontráis más cerca de los 30 que de los 40 es posible que la expresión “estar de Rodríguez” no os suene lo más mínimo.

“Los Rodríguez” es una definición que viene de los años 60 y 70: época del nodo, del cine de López Vázquez (protagonista de la película “El cálido verano del Sr. Rodríguez” culpable de todo esto que os estoy contando) y de toda esa peña irrepetible que marcó la vida de nuestros mayores. Así se llamaba a los hombres que se quedaban solos mientras sus amadas esposas se iban de vacaciones con la prole. ¡Pobres Rodríguez! Mientras la familia disfrutaba, ellos veraneaban en casa por motivos de trabajo. Sin embargo la realidad, para la gran mayoría, era bien distinta…llegó el momento de dormir y comer como un cerdo, trasnochar, beber como si no hubiera un mañana y, sin miedo a equivocarme, “echar una canita al aire”.

En pleno siglo XXI las cosas han cambiado… un poco. Ahora no sólo ellos se quedan de Rodríguez. Nosotras también. Y aunque las borracheras, las cerdadas y las canas al aire siguen existiendo y existirán mientras el mundo sea mundo, esos tres o cuatro días sin nadie bajo tu mismo techo son perfectos para disfrutar, precisamente, de tu soledad.

Y os contaré algo: Incluso para estar solo hay que saber hacerlo. No es nada fácil. Es más, me atrevería a llamarlo “el Arte de estar solo”. De pronto te encuentras la casa vacía, no hay niños a los que atender ni horarios encajados como piezas de puzzle para poder llegar a todo. En casa reina el silencio. Ese silencio tan necesario como incómodo del que ya os he hablado en alguna ocasión. Y, como no sabemos estar solos, buscamos desesperadamente matar el tiempo con ruidos de cualquier tipo (léase ruido como gente, amigos y hobbies de cualquier tipo).

Sin embargo disfrutar de tu soledad puede ser una de los momentos más placenteros que te puedes encontrar. Un muy buen amigo diría que desconectar del mundanal ruido y quedarte en soledad “es un placer orgásmico al que nadie debe renunciar”. Y yo le doy toda la razón. Mimarte tu a ti mismo sin compañía alguna es auténticamente liberador. Ese sentimiento de libertad que nada ni nadie pueda perturbar…aunque sea para ejercer de “Rodríguez”.

 

Coco

 

Fuente de la fotografía: Pinterest.

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