Os voy a contar un secreto, mi secreto: ¡¡ESTOY DE VACACIONES!!
Con semejante notición, como comprenderéis, ya no hay excusa que valga: llegó el momento de hacer el vago y dedicarme a perder el tiempo. He dejado de ser una víctima más del ritmo frenético que me invade día a día, de las actividades extraescolares, de los cursos de verano y demás fiestas de guardar. Sí. Es la hora de cambiar el paso y vivir a velocidad de crucero. ¡Y que no cunda el pánico! Todo irá sobre ruedas, como siempre, pero el ritmo ahora lo marco yo: rock, salsa, chill, jazz… ¡La banda sonora es cosa mía, of course!
Las vacaciones…Mmmmm ¡hasta el nombre lo tiene bonito! Ese merecido descanso en el que tu mundo avanza a cámara lenta, despacio, muy despacio…saboreando cada momento. Se trata de frenar. Aunque esto último sea sólo para los que quieren subir nota. Hablo de perder el tiempo hasta llegar a aburrirte pero sin perder detalle de todo cuanto pasa a tu alrededor. Y congelar la imagen. Lo grande de estas semanas pasa bajo mi piel: activo el modo desconexión y, automáticamente, todo lo veo…y lo siento, diferente. Empiezo a practicar ese deporte que tanto me gusta y llamo “disfrutar de la vida”. Y perder la noción del tiempo. O no, mejor aún, dejar de hacerlo. Porque el tiempo solo es eso que te marca el ritmo al que te ves obligado a vivir el resto del año.
Ahora toca entretenerse con esa nueva rutina que es despertar cuando te dé la gana. O comer cuando lo pida el cuerpo. No saber en qué día de la semana te encuentras. Ni la hora en la que vives… Leer. Pasar calor. El mar. Y el sol. Oír música. Volver a tus raíces. Conversaciones piscineras. Disfrutar de tu gente. Jornadas gastronómicas sin final. Sexo. Nadar y dejarte llevar. Arreglar el mundo a fuerza de gin tonics…Escaparme.
Todo eso y mucho más.
Coco
Autora de la fotografía: Coco