Ménage à trois

Fumata azul. O roja. O naranja. O morada. Depende del color que gobierne. Y, en muchos lugares, fumata blanca. O, lo que viene a ser los mismo, “Ménage à trois”. E incluso a cuatro bandas.

En fin. El caso es que, desde el pasado sábado, muchos han sido los que se han tenido que sentar con “antiguos enemigos irreconciables” para ponerse de acuerdo en eso de sacar adelante cuatro años de gobierno municipal y autonómico. Se han sentado a hablar y a dialogar. A encontrar el punto que les una. Y seguro que han encontrado más de uno. Porque, a pesar de tener ideas absolutamente diferentes en cuanto a la mejor forma de gobernar, lo que sí tienen en común es que lo hacen “por y para los ciudadanos”. Vale. En algo están de acuerdo. Ya tenemos el punto de partida. A partir de ahí…a trabajar. Y a trabajar desde el dialogo, renunciando y cediendo cada uno de ellos. No es tan difícil. ¿O sí? Después de lo visto en Andalucía difícil es, pero…no imposible. Por inimaginable que sea en un principio. Sólo se trata de «tener ganas» de sentarte y…dialogar.

Sin embargo, en los tiempos que corren, parece que no queda mucho espacio para sentarte a conversar con tranquilidad de los temas que nos preocupan. Ni encontramos el momento oportuno (o no lo queremos encontrar). ¡Todo se vive tan deprisa que ni imaginar hacer STOP para hablar! Sólo cuando no queda más remedio, buscamos ese hueco en nuestra “apretadísima agenda” para hablar.

Ojo. Y no será porque a los humanos no nos guste hablar. Somos parlanchines por naturaleza. Es nuestra forma de relacionarnos con el resto de la humanidad. ¿O no recordáis las pelis esas en las que los cromañones se reunían alrededor del fuego para hablar? ¡Pues eso! Y también recuerdo haber estudiado en más de una ocasión cómo la antigua democracia ateniense se reunía en comunidad para dialogar y enfrentar los conflictos. A veces pienso que deberíamos volver a la época de los griegos. ¡Estos tipos sí sabían de eso un rato!

Pensándolo fríamente reconozco que, después de haberse dicho los unos a los otros “más que a un perro”, puede ser caótico. Un grupo de personas encerradas durante horas, muchas horas, intentado hacer valer lo suyo por encima de lo de los demás. Pero, veámoslo de otra forma, algo así como…un intenso cambio de ideas. Dejando al lado los egos y algún que otro personalismo. ¡Socialicemos queridos! Y que sea diciendo aquello que queremos y lo que no queremos para para que la cosa funcione. Buscando acuerdos. Estableciendo alianzas. Y escuchando. Igual más de uno se sorprende (gratamente) oyendo cosas que no hubieran pasado por su cabeza ¡jamás!

Hablar es necesario. Y ayuda. Más que cualquier estrategia de negociación. Pero no hablar de cualquier manera. Si lo queremos hacer bien, hablar requiere un gran esfuerzo. Un esfuerzo sincero. Porque hay que hacerlo desde el respeto al “diferente”. Sin descalificar a aquel que piensa de otra manera. Dejando atrás historias del pasado. Olvidando el “mi” y trabajando desde un “nosotros” que responda a las necesidades del bien común.

¡Hablen, señores…HABLEN!

Está claro que el rojo seguirá siendo rojo, el azul no dejará de ser azul, el naranja continuará naranja y el morado permanecerá morado. El dialogo no cambiará su forma de pensar ni su manera de ver la vida. Pero sí ayudara a un cierto equilibrio…aunque no exista.

 

Coco.

Fuente de la imagen: Pinterest

spot_imgspot_img

Suscríbete

Seguro que te gusta

10 años aquí…

10 años aquí, y seguimos. No te voy a...

La puerta abierta.

Ha caído en mis manos un interesantísimo libro que...

Cogito EGO sum

No, no has leído mal, pone EGO, así bien...

Mis Jedi

La vida está llena de decisiones difíciles: elegir entre...

23 LECCIONES DEL 23

Decir que no a lo que no. Y ser...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Share This