Me separo, es por mi bien

Os podría decir de José Ramón que es Experto en Marketing Estratégico y Speaker Motivacional Formador, Mentor Desarrollo Negocios y Posicionamiento Mercados. Que acumula más de 15 años de experiencia en comercio internacional, así como experiencia en el área de formación y desarrollo personal, blablablablablabla… pero me quedo con lo mejor de él: amigo de sus amigos, fiel a sus principios, que dice lo que piensa (guste o o no) y, sobre todo…¡un auténtico bacalao!
Este es su post de bacalao invitado…¡habrá muchos más!

«Me separo, es por mi bien»

Armando Amenábar, salió esa mañana de su casa camino al banco, debía de hacer unas cuantas gestiones, de esas que le ocuparían una gran parte de su valioso tiempo, en interminables colas y esperas de las que aburren a cualquiera.

Cuando llegó al banco, la cola no daba la vuelta a la manzana, tan sólo daba media vuelta, respiró aliviado y, se dijo a si mismo, bueno no será para tanto. Paciencia, porque seguro que será rápido, en un intento de ser optimista.

Mientras guardaba su turno en la cola, y como cualquier buena persona que espera y acaba desesperada, y que, suele ocurrir tras la fase móvil y tras repasar  todas las apps del smartphone, y llegas a ese punto en que no te entretiene nada y las miradas entonces, se dirigen al reloj y entre una y otra mirada, compruebas que sólo han pasado escasos segundos y la misma persona en el mostrador y la cola no disminuye. Iniciamos unos resoplidos y hasta hablamos solos para desahogarnos.

En un momento dado, Armando, fruto de sus pensamientos y ansia comenzó a llorar, primero poco a poco y finalmente ya no podía disimular sus lágrimas, diciendo que te ha entrado algo en el ojo, la gente se giraba, al oir esos sollozos que produce una situación dramática. Una amable señora, le ofreció un pañuelo de papel, para limpiarse la cara. El efecto más que positivo fue devastador, puso su cara tras el pañuelo comenzando a chillar y se le entendía algo así como ¡Ya no la soporto más, me quiero separar de ella! ¡Es insoportable! ¡Me ha dejado en la ruina! Estoy harto de hoy no pasa se acabó.

Ante la situación que comenzó a ser molesta, la directora de la oficina que veía la situación desde su despacho por la rendija que le dejaba la puerta entreabierta, salió dispuesta a ayudar a ese cliente. Le habían explicado la importancia del marketing relacional y esta era una buena ocasión para aplicarlo.

Se dirigió a Armando, le conocía y le llamó por su apellido. “Sr. Amenábar, ¿Por qué no viene a mi despacho y se relaja? Entre sollozos, intentando disimular y siguiendo a la voluntariosa directora, le acompañó hasta su despacho, se acomodó en una de las sillas de cortesía y ella tras cerrar la puerta y acercar una jarra de agua con un vaso que tenía en el despacho, intentó animarle.

Armando insistía, que estaba viviendo una situación límite, que eran muchos años con ella, vacaciones en muchos lugares, grandes momentos, pero ya no la soportaba y había decidido separarse de ella. La Directora comenzó a pensar en la Sra. Amenábar, le vino a la cabeza muchos momentos vividos en esa entidad bancaria y pensó que triste que se acabe un matrimonio. En un intento de apaciguar los ánimos, le dijo a Armando. “Hombre Sr. Amenábar piense en sus hijos, si Usted se separa eso afectará a sus hijos” El contestó “No creo que les afecte ésto Señora” Ella le indicó “hombre, una separación matrimonial…” No pudo terminar la frase

“Que no, que no que me separo de mi mujer, que me separo de mi tarjeta de crédito he sobrepasado el límite y no sé como pagarlo”

Con esta historia “amigos del bacalao” quería expresaros que al oir la palabra separación respecto de algo o alguien, siempre vienen a nuestra cabeza situaciones o pensamientos negativos y que de cualquier manera intentamos resolver la situación impidiendo que se separen las partes y ponen lo que se denominan paños calientes para evitar la ruptura.

Y mis queridos amigos, y si después de todo se trata de una separación positiva. Claro, porque no puede resultar que la nueva situación generada tras la ruptura sea mucho mejor.

Resolver una situación de ruptura con el ánimo de encontrar alguna solución, conlleva un ejercicio de comprensión por todas las partes que están involucradas en ese conflicto, incluso en aquellas que una parte tenga la razón absoluta, se puede buscar hasta un mediador que alivie las tensiones, aunque sino existe voluntad de resolución ya sólo un camino, puede quedar y es la necesidad de continuar cada una de las partes, por separado, crear una nueva realidad e intentar adaptarse a un nuevo entorno social.

Una separación no es un mal final para una historia, podría empezar una segunda parte que tuviera más elementos positivos y porque no romper ese maleficio que se dice sobre el cine que “segundas partes no son buenas”

Os “Conozco Bacalaos” y esta historia continuará y habrá muchas segundas partes.

José Ramón Gonzálvez

www.solutionsinside.es

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