Tengo una amiga muy fan de las apps de citas. Durante largo tiempo ha sido más que asidua y le han proporcionado momentos gloriosos (palabras textuales). Algunas de esas aventuras tuvieron éxito, otras no. Sin embargo de un tiempo a esta parte, quizás por su estatus de soltera y sin compromiso de larga duración, es tal la fatiga que le produce tanto match a tipos que en la app son una cosa y en persona otra diametralmente diferente, que ahora se apunta a cualquier reunión de feos que se le presente.
Sacó cuentas de la cantidad de tiempo que ha perdido con ese juego de consola para adultos, plagado de conversaciones interminables que pocas veces pasaron de lo virtual a lo real, y dice que ya no está en edad de perder el tiempo y que es el cuerpo a cuerpo la gran solución para evitar perderlo. Sin embargo se ha dado cuenta también que con tanto uso y abuso de las citas virtuales ha perdido habilidades para la conquista. La tecnología llegó para hacerle las cosas más fáciles y ahora no sabe hablar el lenguaje de dejarse llevar, del intercambio de miradas o de disfrutar del flirteo en la barra de un bar. Es lógico que tenga dudas. Las citas vía app le ahorraron algún que otro rechazo y varios sofocos.
Ante este drama ha decidido ponerle fin practicando el cara a cara y apuntándose a todos los talleres de seducción de su ciudad (y las de al lado). No sabe si es lo más acertado pero por algo se empieza. Una reunión divertida en todo caso. Con encuentros y relaciones más analógicas, más humanas y con menos máquinas de por medio.
Dice que para ella está siendo más fácil porque todos los que están allí quieren (como ella) conocer gente nueva y pasar un buen rato. A veces se sorprende a sí misma pero le gusta lo que ve. Disfruta como una enana viendo cómo se mueve el tipo que ahora le gusta, cómo son sus manos o qué calcetines lleva…sabe que le puede engañar en todo lo demás, pero eso ya le pasaba a través de la pantalla.
Llegar al bar ligada de casa pasó a la historia. Le agradece enormemente al mundo de la apps los buenos momentos vividos pero para ella es el turno del flechazo, el juego de miradas y un buen vino en buena compañía.
Es la hora de…volver a la vieja escuela.
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest.