¡Ay! Las tentaciones… Esas de las que siempre huimos y que siempre nos acaban alcanzando.
Empieza el calor y empiezan las tentaciones, y las tenemos por todas partes.
Nos apetece todo lo que vemos a nuestro alrededor: tomarnos una cerveza en una terracita (acompañada de tapa, claro!), un heladito después de comer, o ese gin tonic fresquito que nos sirve para hacer la digestión. Todas estas tentaciones nos asaltan en plena «operación Bikini» y no sabemos que hacer para no caer.
Hablando de operación bikini y de calor… ¿Os habéis fijado en esos cuerpos que empiezan a lucirse?. Esos que se han pasado el invierno resistiéndose al chocolate y a los vinitos. Esos que nos han ganado la lucha contra la báscula… ¡¡Eso si que son tentaciones!!
Nos deleitamos mirando e imaginando… imaginamos ese cuerpo con menos ropa, ¿o imaginamos ese cuerpazo con nuestra cara?. ¡Ay, si hubiéramos sido más precavidos el pasado invierno!. Pero claro, de esto la culpa la tienen las tentaciones, porque ellas son las que nos han hecho estar como estamos.
Aún así las tentaciones también se disfrutan. ¿ O no? ¿cuál crees que es la mejor parte de caer en la tentación? ¿ y la peor?.
El otro día me decía un amigo que lo mejor de las tentaciones no es el momento de caer, sino el antes o el después. Las tentaciones son como una atracción de feria, más concretamente como un viaje en la montaña rusa. El instante de antes de la caída lo percibes eterno, tu cuerpo está en tensión esperando «el momento», tu corazón se acelera, tus pupilas se dilatan y todos tus sentidos se multiplican. Llega el momento, caes, lo disfrutas, pero pasa muy rápido. ¿Y después? Después te regodeas, cierras los ojos y lo vuelves a vivir en tu mente. Recuerdas cada sensación, cada sentimiento, recuerdas el placer y lo haces eterno en tu recuerdo.
Lo malo es que «despues de» te arrepientas y entonces si que estás perdido. El arrepentimiento mata todas las sensaciones que tuviste en el momento de caer en la tentación, y además te priva de volver a disfrutar de otras tentaciones nuevas.
Yo de momento voy a dejarme llevar. Por mucho que me prive, a estas alturas, no estoy a tiempo de conseguir un «cuerpo danone» así que mejor caigo…
Ah, por cierto, ¡que no se me olvide! mi plegaria para este verano va a ser esta: «No nos dejes caer en la tentación, mejor déjanos que tentemos a los que nos rodean.»
Reyes
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