BILLETE DE IDA.

Poco, muy poco se manda a la mierda.


De todas las lecciones emocionales que gurús, enteraos y demás especies sabelotodo se encargan de dar, en la que no suelen acertar es en esta. En la de decir adiós. Quizá porque (romperé una lanza a su favor) se dice que es la más difícil.
Nos enseñan a tolerar lo malo, lo regular y lo peor pero no nos enseñan a decir “BASTA”. Decimos «SÍ» a demasiadas cosas sin pensar en cómo nos sentiremos después. Debe ser que no está de moda poner al otro en su sitio. ¿Nos quieren sumisos?
Nadie nos dijo que podemos enfadarnos (o no), mandar a la mierda y seguir con lo que de verdad importa porque no va a pasar nada. Nadie nos contó que nuestra incapacidad de rebelarnos ante aquello que realmente nos hace daño era fruto del miedo a liarla parda, por ejemplo. Sin embargo, tal y como están las cosas a día de hoy, hay psicólogos (conozco a más de uno) que recomiendan mandar más a la mierda y acudir menos a sus consultas.Y de verdad os digo que jamás os recetarán una medicina más buena y reparadora como mandar a la mierda sin que os tiemble el pulso ni pestañear. Nada de titubeos. Sonriendo de oreja a oreja. ¡Hay que ver qué requetebien te quedas! ¡Ni zen, ni yoga, ni retiro espiritual que valga! Porque (y sé bien de lo que hablo) no hay casi nada mejor para la autoestima. Y porque cuando has conseguido despedirte de verdad, te das cuenta que la vida sigue como siempre. E incluso la mejora.

Mandar a la mierda para nada es un insulto. Es un sencillo gesto que, por arte de magia, hace que cambies radicalmente la manera de ver las cosas y de paso alguien hace turismo. Y ya puestos, si te atreves, regálale un billete de “SÓLO IDA” ¡Qué alivio, oiga!
Se puede ser amable con los otros, y a la vez, mandar a la mierda sin rencores ni reproches. Diciendo adiós como se debe. Sabiendo que es lo mejor. Y sin poner la otra mejilla. Porque este gesto tan absolutamente liberador no es otra cosa que una cuestión de prioridades. A ver si vamos dejando las cosas claras. Tú no eres inferior…¡ni mucho menos!

Piénsalo. Hazlo y…¡a la mierda! Porque es entonces cuando aprenderás que no merece la pena seguir intentándolo, que la historia llega a su fin y que el punto final lo pones tú. Hazlo. Aunque dejes de ser políticamente correcto para algunos. Aunque la pandi te dé la espalda…Hazlo.

¡Basta ya de aguantar tonterías! ¡Que tenemos una edad!

Coco.

Fuente de la fotografía: Pinterest.

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