¿AQUÍ QUIÉN MANDA?

Dejamos atrás las fiestas navideñas, esos juegos del hambre disfrazados de espumillón y villancicos, y nos lanzamos como locos a la dieta detox, la intermitente, la de sólo proteínas y la… ¡yo qué sé! ¡Hay tantas! Y aunque cada vez son más los hombres que se ponen a dieta en estas fechas, este es un territorio ocupado mayoritariamente por las féminas.

Somos muchas, muchísimas, a las que llegado enero, nos entran los remordimientos y nos matamos horas y horas en el gimnasio, sacrificándonos con dietas microscópicas y pasando más hambre que el perro de un ciego. Todo ese esfuerzo para que podamos embutirnos en una talla 36 y así parecernos a las que ahora cortan el bacalao en el mundo del cuerpo perfecto. Sin embargo, en nuestro fuero interno (muuuuuuy interno) hay mucha envidia cochina hacia esas otras, valientes como la que más, que han decidido pasar de todo eso de ajustarse a los cánones de la moda y han decidido mantenerse rollizas, comiendo lo que les da la gana a la hora que les da la gana y cuyo cuerpo en época de Rubens, o de Boticelli, era el equivalente a las Victoria Secret de hoy.

¡Y es que los del mundo de la moda nos llevan locas! Porque si antes molaban las regordetas con la piel más blanca que la leche, ahora son las de huesos y piel con bronceado permanente. Y, de camino entre un extremo a otro, no nos olvidemos del papel tan importante que jugó el corsé -protagonista de desmayos y ahogos por apretar hasta la asfixia y estrujar todo lo que podía y más- para que nos dejara un cuerpo con mucho pecho y mucha cadera, y cintura de avispa. O de cuando apareció la cirugía estética para que a la que quisiera -y pudiera pagarlo- le cortaran unas lorzas por aquí y le estiraran los pellejos por allá y así mantenerse en unos eternos treinta y tantos. O veintitantos. Eso…¡y el rubio platino!

No es normal que si antes nos aterraba ver cuerpos famélicos, ahora -por verlos desfilar en pasarelas y en revistas de moda- nos lancemos como locos a copiar su estética. Y lo peor de todo: si alguien no cumple “con lo que toca”, si hay gente cuya estética no casa con lo políticamente correcto, sean excluidas social e incluso profesionalmente. Y al revés. Porque también pasó, pasa y pasará que personas que han sido rechazadas y tratadas como raras por lucir cuerpos diferentes a los cánones establecidos en los tiempos “¿modernos?” que corren, ahora son lo más top del mundo mundial.

¿Aquí quién manda? ¿Tú o la moda? ¿Qué nos pasa? ¿Somos incapaces de ser nosotros mismos, felices con nuestros cuerpos y disfrutando de los privilegios de vivir la vida? No lo sé. No sé si es instinto de supervivencia, falta de autoestima, egos desmedidos…pero creo que por esa necesidad humana de ser queridos y aprobados por los demás para sentirnos aceptados, se nos está yendo la olla con tanto cambio.


P.D.: ¿Qué será lo próximo?

Coco.

Fuente de la fotografía: Pinterest.

spot_imgspot_img

Suscríbete

Seguro que te gusta

10 años aquí…

10 años aquí, y seguimos. No te voy a...

La puerta abierta.

Ha caído en mis manos un interesantísimo libro que...

Cogito EGO sum

No, no has leído mal, pone EGO, así bien...

Mis Jedi

La vida está llena de decisiones difíciles: elegir entre...

23 LECCIONES DEL 23

Decir que no a lo que no. Y ser...
Artículo anteriorSee you soon, Mrs.
Artículo siguienteMi hype y tus expectativas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Share This