Cada persona es un mundo, y cada uno se rige por su propio sistema solar. Debe ser por esto que para cada uno, el concepto tiempo tenga una percepción diferente.
Siempre me ha pasado que mis tiempos no coinciden con los de los que me rodean. Reconozco que siempre he sido de procrastinar, no es la primera vez que lo digo, pero también es verdad que a veces tengo prisas que los demás no entienden.
Como todo mortal, tengo mi lista de «importantes» y de «urgentes». Lo importante requiere atención máxima y dedicación, lo urgente debe resolverse rápido por lo que los plazos se acortan, y la toma de decisiones requiere más de intuición que de razón, y eso no me gusta demasiado.
Hay ocasiones en las que sufro de parálisis por análisis, me enfrasco en buscar información por querer hacer las cosas de la mejor manera posible, y los de mi alrededor se desesperan, pero yo, pasito a pasito llego a mi destino de manera segura y meditada.
A veces me cuesta transmitir a los que me rodean la importancia de hacer las cosas bien y no rápido, la falta de necesidad de la inmediatez y el valor de la planificación, pero no seré yo quien le diga a nadie cuales deben ser sus prisas.
Hay un proverbio africano que dice «Si quieres ir rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado», así que si quieres llegar lejos, llámame, pero si tienes prisa, no soy la persona a la que debes buscar.
Reyes