Vaya por delante que os agradezco enormemente a tod@s cada vez que me felicitáis por los post.
Dicho esto, lamento deciros que estáis equivocadísimos si creéis que he sido tocada por la varita mágica de Harry Potter o tengo un don especial.
No soy escritora y no lo seré nunca. ¡Ojo! y que quede claro que no será por falta de ganas, pero de escribir lo primero que me pasa por la cabeza a ser escritora hay un abismo. En resumen, me queda un camino muy largo por recorrer.
Cada vez que se acerca el día que tengo que publicar, me invade un cosquilleo cargado de miedo y una responsabilidad difícil de explicar. No es desagradable pero tampoco es que me entusiasme. Algo retumba en mi cabeza repitiendo una y otra vez “a ver ahora con qué sales”.
En ocasiones también me pasa que a veces no quiero y otras veces no puedo.
Esos días me siento delante de la pantalla y una hora más tarde cierro el ordenador sin haber tocado una sola tecla.
De media tardo un par de horas en darle forma. Eso sin contar cuando no tengo la más mínima idea de qué hablar. Entonces la cosa se puede alargar incluso días. ¿Que de dónde saco el tiempo? Robo horas al sueño, a mis aficiones…siempre hay tiempo. Hay tiempo para todo.
Cuando me pregunto si vale la pena esto, la respuesta es siempre un SÍ rotundo. Sí porque centrifugo mi cabeza sin necesidad de ir al psicoanalista. Sí porque siempre recibo muestras de cariño y, en los tiempos que corren, recibir cariño es una práctica en extinción. Sí porque siempre hay alguien que se da por aludido o conoce a otro alguien que está pasando por ahí. Sí porque cada vez que termino un post me siento mejor. Sí porque…el camino se hace andando.
Cuando tengo el día jotero me siento mal y entonces pienso que a nadie le interesa lo que hago, que lo mejor es dejar esta chaladura. A veces estoy convencida de que he decepcionado a más de un@ con mis reflexiones y…me siento mal. Si el día jotero va a más me pregunto sin cesar:“¿quién te crees que eres?”. O no puedo dejar de pensar que lo que escribo es una mierda y que quien me lee es porque no tienen otra cosa mejor que hacer. Que cada vez que escribo…hago el ridículo.
¿Os suena? Seguro. Todos tenemos días joteros en los que estamos especialmente bordes con nosotros mismos.
Cada vez que me pongo delante del teclado vuelve la inseguridad. Me paralizo y ni las ideas vienen a saludarme. Es como si se hubieran ido de marcha y no saben el camino de vuelta. Pero, después de un buen rato de bloqueo, poco a poco empiezo a ver la luz y me doy cuenta que no es tan grave como imaginaba. Es en ese momento cuando vienen a mi cabeza todas y cada una de las personas que me habéis felicitado, las que me han contado sus anécdotas, esas personas que me hacen ver la vida a través de sus ojos…VOSOTROS.
He ahí la clave. Sois vosotros los que me empujáis cada semana y, si en alguna ocasión me he caído, siempre he sentido alguna mano ayudándome a levantar de nuevo. Y, lo único que tengo claro, es que por pocos que seáis los que os tomáis la molestia de perder unos minutos conmigo y mis chorradas…lo seguiré intentando.
P.D.: A lo mejor me equivoco, porque ese tipo de cosas suelen pasar pero esperaré a que…tú me lo cuentes.
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest.
No, amiga, no son chorradas. Y sabes quién es la que te empuja a hacerlo? No somos nosotros, es la mujer salvaje que te habita. La que nos habita a todas… la loba que sigue adelante pase lo que pase porque esa es su naturaleza. Solo hay que mirar dentro para conocerla y ella no necesita nada, solo un poco de atención, de cariño y de voluntad. Y tú se lo das… vas sobrada de las tres cosas.
¡Buahhhhhhhhhhh flipo contigo y con las cosas tan bonitas que me dices siempre!
¡GRACIAS POR ESTAR AHÍ!
Coco escribes muy bien, mucho mejor que la media pienso que el arte empieza en uno mismo, es como cuando te vistes o te maquillas primero lo haces para gustarte a ti , después están los demás .
Tienes razón, si no me gusta lo que escribo sé (o creo que lo sé) que tampoco le gustará al resto. Cada post pasa mil revisiones de mi ojo crítico hasta de firmarlo.
Te quiero.
No lo dejes nunca. Tus palabras y tus reflexiones te revelan, y nos enseñan lo que hay en el fondo de tu alma. Eres una mujer maravillosa a la que conviene tener siempre cerca. Te quiero, Coco.
No lo dejes nunca. El modo en que enlazas las palabras, en que das forma a las emociones, te revela, y nos muestra lo que hay en el fondo de tu alma. Eres una mujer maravillosa que conviene tener siempre cerca. Te quiero, Coco.
¡Sólo por saber que estáis ahí no lo dejaré!
Me encanta leer vuestros comentarios y saber que pasa por vuestra cabeza cuando mis post caen en vuestras manos.
¡Yo también te quiero!
No lo dejes nunca. La forma en la que enlazas las palabras para expresar emociones revelan lo que hay en lo más profundo de tu alma. Eres una mujer maravillosa que conviene tener siempre cerca. Te quiero, Coco.