Un verano diferente siiii.
Un verano en modo disfrutón… también.
La verdad es que no hemos salido mucho de casa, ha sido más un verano de piscina, barbacoa y familia y amigos.
Ha sido un verano de esos que me ha dado por recuperar conversaciones con mucha gente, y lo común de todos ha sido el puto virus. Por mucha rabia que nos dé, por mucha información envenenada que nos inyecten en vena para desviar la atención él está con nosotros y cada vez lo sentimos más cerca. Las preocupaciones siempre has salido una tras otra y cada uno de nosotros siempre hemos aportado nuestra “solución”, que si todos a casa, que a mí nadie me vuelve a confinar, que si es que la gente es una irresponsable, que si la culpa es de los que salen de fiesta sin control, que si la culpa es del gobierno que con la que tienen encima están de vacaciones, como decía antes cada uno con su opinión.
Lo que sí que hay detrás de cada una de esas opiniones es una historia que la va a marcar nuestra experiencia, si tienes un amigo que ha estado mes y medio intubado en el hospital con el cuerpo boca abajo es normal que cuando te lo cuente pienses de inmediato que eso te va a pasar a ti. Si te hacen un test en el trabajo y das un falso positivo esos momentos que te dicen que tienes el puto virus no deben de ser muy agradables porque de todo lo que nos cuentan siempre nos vamos a quedar con lo peor. Luego cuando te llega la confirmación del falso positivo la cosa ya cambia.
Luego están los que les gusta jugar a la lotería y llevan muchos números, todos sabemos quién son.
Si hay dos aspectos que marcan nuestra vida esos son la incertidumbre y nuestras expectativas. Y si, las dos nos llevan al miedo si no sabemos gestionarlas.
La gente no ayuda ya que la información que recibimos parece esforzarse en potenciar el pánico y miedos individual y colectivo. Pero bueno cada uno es libre de ver las noticias e informarse o directamente apagar la tele y el móvil y ser feliz.
Este ha sido nuestro verano, un verano en el que nos damos cuenta que el miedo se puede contagiar igual de rápido que el puto virus. Y por el contrario el sentido común no se difunde tan rápido como el puto virus.
Caye