El «veroño», al igual que la primavera, la sangre altera.. y el sentido del gusto y el sentido común, también.
Estamos en la maravillosa estación de la caída de la hoja, cuando las castañeras salen a la calle, empiezan los anuncios de juguetes en la tele y los supermercados ponen a la venta el turrón. Hasta aquí, todo bien. El problema viene cuando vamos a salir a la calle y resulta que ayer cambiamos (por fin) el armario, sacamos la ropa de invierno y en la calle la temperatura es de 30º C.
A ver, ahora… ¿qué se supone que tengo que hacer?. Si la temperatura es como para llevar sandalias, ¿que hago con las botas que llenan mi armario? y lo que es peor, ¿cuántas capas de ropa me tengo que poner? Si a medio día hace sol, la maga larga me va a sobrar, pero si voy a volver a casa tarde igual me hace falta una chaqueta… Total, que el resultado es saco unos zapatos del altillo (cerrados pero para llevar sin calcetines) y me coloco los socorridos vaqueros y tres mangas: una t-shirt, un suéter finito, una chaqueta, un pañuelo para el cuello (por las corrientes) y un bolso enorme para que quepa todo lo que me ponga, ah! y el paraguas , que nunca se sabe.
Total que salgo a la calle lo mas digna posible, pero con un cacao en la cabeza que para que. Es normal que así no de pie con bola. Si he empezado el día viendo en facebook las fotos de mis amigos ayer en la playa, cuando llego a la oficina ya no se si tengo que poner el aire acondicionado, la calefacción o abrir la ventana. Resultado: catarro, pero de los chungos, de esos en los que te mueres de frío por dentro y por fuera sudas a mares y además eres incapaz de respirar.
Por otra parte, me apetece muchísimo estar en la calle, aprovechar las terrazas de mi barrio ahora que aun hace bueno, ver a los amigos y acabar todos los días a las mil. Así tampoco vamos, es imposible que coja rutina con el estudio, que me quede en casa para ponerme al día con los capítulos que tengo pendientes de Borgen, que me vaya pronto a la cama o que me levante un lunes de buen humor.
Yo solo pido una cosa, si el este «veroño» este se piensa quedar mucho tiempo, que me avise Roberto Brasero, que este año no saco las botas, no me preocupo por los calcetines que se quedaron viudos o se divorciaron el pasado invierno por culpa de mi lavadora, y el turrón en navidad me lo como en helado.
Reyes
Fuente de la imagen: mi instagram @artiagare