Hoy es un lunes diferente.
Hoy no voy a ir a la oficina. Empiezan mis vacaciones. Esas vacaciones que he esperado tanto y que he imaginado mil veces. Playa, piscina, bares y restaurantes, paseos y deporte. Eso es lo que espero de estas vacaciones, pero antes tengo unas cuantas cosas que hacer.
Llevar el coche al taller, hacer la declaración de la renta, llevar a Tito a la peluquería canina, acudir a mi cita con mi entrenador, hacer la compra, llevar ropa a la tintorería, preparar el disfraz del bebé para el festival de la guarde, llevar las sandalias al zapatero, publicar «las noches de los bacalaos»… Total, que lo de descansar creo que mejor lo dejamos para otros días.
Hay quien no sabe lo que es estar de vacaciones sin viajar y no saben la envidia que me dan. Aunque también te digo que las vacaciones en casa, se saborean de otra manera. Te levantas tarde y paseas por tu barrio. El café, en el bar de la esquina; visita al mercado de la zona, que si tienes la suerte de que sea el mercado central de la ciudad, pues mucho mejor; el menú del día en el bar de la plaza; la siesta en casita y si quieres en pijama; la cerveza «after work», con esos amigos que nunca trabajan por la tarde; ves tus vecinos de otra manera, la conversación en el ascensor ya no es atropellada, no tienes prisa; cenas pronto, ves una peli y a dormir hasta el día siguiente.
Espero ser capaz entre tanta actividad de sacar un hueco (o varios) para escaparme a la playa, ahora que aún no hay turistas. Un baño tempranero es lo que mejor me pone las pilas. Un poco de sol, arena y mar, que me traiga el sabor y el color del verano, para que cuando vuelva a la oficina no se me olviden estos días, aunque sea cuando mire mi mano morena sobre el teclado.
Si, estoy de vacaciones. ¿Cuándo dices que lo celebramos?
Reyes
Imagen: Las vistas desde mi tumbona en la playa. #SinFiltros