Sinceramente ¡me importa un pito (o dos)!

¡Se acabó el “buenrollismo”! ¡Comprobado!

Después de que la gran mayoría de muchos de nosotros hayamos disfrutado -en mayor o menor medida- de unas más que merecidas vacaciones, las malas caras han vuelto a hacer acto de presencia en nuestras vidas. En poco menos de una semana se agotaron los efectos saludables de unos días de desconexión. Y lo confieso: No lo entiendo.

No entiendo que de buena mañana aparezcas con cara de doberman esperando el fallo del prójimo para ladrarle lo más fuerte que tus pulmones alcancen.

No entiendo que la gente se bese sin ganas.

No entiendo qué ha pasado por la cabeza de un grupo de personas para que, encerrados en un magnífico despacho y con sus potentes aparatos de aire acondicionado en marcha, hayan decidido que el 3 de septiembre es la fecha perfecta para que mis hijos, y cientos de miles como ellos, empiecen el curso con 40 grados a la sombra.

No entiendo la gente que te espía a través de la redes sociales para luego despellejarte con los demás miembros de su especie.

No entiendo a los fanfarrones. Que se comen una y cuentan veinte.

No entiendo por qué bajas la cabeza para evitar saludar a conocidos…e incluso amigos.

No entiendo que los indefensos sigan siendo los perdedores de siempre.

No entiendo que los mediocres sean los amos del mundo y, encima, se lo crean.

No entiendo que le dejes escapar y te quedes ahí sin hacer nada.

No entiendo… ¡hay tantas y tantas cosas que no entiendo!

 

A fuerza de ser sincera hay otras cosas que, realmente, me importan un pito.

Me importa un pito el vestido de novia de Angelina Jolie.

Me da igual si te enfadas porque te bloqueé. ¡Mis perfiles son míos y hago con ellos lo que quiero!

Me trae sin cuidado que me veas más gorda después de unas estupendas vacaciones.

No me preocupa lo más mínimo el lío de faldas del vecino.

No me quita el sueño si los hombres deciden depilarse o seguir con el torso peludo. ¡Su pelo es suyo!

Me preocupa bastante poco el sexo del próximo hijo de Guillermo y Catalina.

Me importa UN GRAN PITO que mis vicios, mis defectos y mis errores te espanten.

Me da lo mismo quién gane la liga de fútbol (aunque tenga mi favorito)

Me trae al pairo que pases por mi lado y me ignores. ¡Que lo sepas!

Que la prójima sea una auténtica superwoman…Sinceramente ¡me importa un pito (o dos)!

 

Y así, sin darme cuenta, estoy cayendo en una declaración de intenciones. Pues…sigamos:

Me gustaría que vieras el lado divertido de la vida, incluso en sus momentos más complicados… ¡sí, se puede!

Me encantaría que admitas la opinión del prójimo. Te contaré un secreto: A veces es mucho más interesante que la tuya.

Me gustaría que te des cuenta de todo lo bueno que te rodea y alegres esa cara ¡Hombre YA!

Me gustaría más lerele y menos lirili.

Me gustaría oír más piropos por la calle.

Me gustaría que te mires al espejo antes de ir criticando a diestro y siniestro.

Me gustaría que la gente se riera más y de sí mismo.

Me gustaría…que el dolor no duela.

 

Me gustaría que este post te guste.

 

Coco

 

Fuente de la fotografía: Pinterest.

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8 COMENTARIOS

  1. Pues sí me gusta sí!, y por qué? pues porque coincidimos en taaaaaaaaaaaaaantos puntos, hay demasiado imbécil y sí insulto qué pasa? jajaja repartido por ahí para mirar la paja en el ojo ajeno y seguro que vive en un contenedor de vigas……..
    Ole Coco!!

    • jajjajaj hay mucho «bicho» suelto y, de vez en cuando, hay que decirles las cosas con mayor o menor elegancia, pero hacerlo. ¡Nunca dejarles que nos ahoguen!
      Besos.

    • Muchísimas gracias Chema. Reconozco que en este post he hablado mucho de muchas cosas que llevaba cargadas al espalda y han salido con la fuerza de un tsunami.
      Un abrazo.

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