Sin palabras, así es como mejor se dicen las cosas, dejando que sean nuestros actos los que hablen.
En ocasiones las palabras sobran y las explicaciones no hacen ninguna falta. Cuando tienes la confianza suficiente con alguien no necesitas preguntar nada, y cuando conoces a alguien en profundidad un pequeño gesto te puede decir mucho más que cualquier discurso concienzudamente preparado.
La capacidad de leer entre líneas no es un bien común de toda la humanidad, pero «habemos unos cuantos» que las pillamos al vuelo, aunque a veces nos gustaría no percibir tanto.
No todos los que tenemos ese sexto sentido somos igual de rápidos, pero si conseguimos llegar a las mismas conclusiones saltándonos a pasos agigantados el proceso natural de deducción.
Así, sin palabras somos capaces de decirnos que nos queremos, que nos hemos echado de menos o que estábamos esperando este momento.
Ahora te toca a ti interpretar lo que «sin palabras» te acabo de contar.
Reyes
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