«¡Quiero dormir, quiero dormir!» Bramaba nuestro vecino de abajo después de que para rematar una noche de fiesta en casa, a alguien se le cayera la tabla de planchar al suelo cuando abrió la puerta de la cocina… eso fue hace 13 años en el piso que compartía con mis compañeras de estudios en Madrid, y desde entonces esa frase ha pasado a formar parte de mi vida.
¡Quiero dormir, quiero dormir!, es lo que pensaba cada mañana al sonar el despertador para ir a trabajar. Alargaría las noches por lo menos 5 horas, pero siempre por el final, que lo de acostarme temprano nunca ha sido lo mío.
¡Quiero dormir, quiero dormir! Pienso ahora cada día cuando después de cenar, (si es que consigo cenar), pienso en el número de horas seguidas que me va a dejar dormir ese pequeño que desde hace un mes y medio hace que mis noches sean cada día diferentes. Esto es como la lotería, ¿cuantas horas seguidas podré dormir hoy? ¡Se admiten apuestas!
Por suerte para mí, son muchas las «noches buenas», pero ya sé que lo de dormir a pierna suelta ahora es para otros. ¡Disfrutadlo mientras podáis!
Reyes
Imagen: La razón de mis desvelos.