¡Cuánto tiempo sin recibir noticias de mi querida amiga E.! Estoy convencida que algunos de vosotros, en algún momento, también le habéis echado de menos.
Os informo: hace un par de días recibí un mensaje suyo. Bastante escueto pero muy revelador. Decía algo así: “Estoy que me salgo. Para más info, llama”.
Y… ¡por supuesto que llamé! Conociéndola tantos años sabía que esta vez la cosa iba ser, cuanto menos, entretenida.
Con todo lujo de detalles, estuvo poniéndome al día de cómo había sido su verano: amores, desamores, encuentros, desencuentros…en fin, movidito ¡como ella! Sin embargo, en los últimos días de sol y playa tuvo “una aparición” (textual, tal y como lo contó). Ella, como yo, es más de canas y alguna que otra lorza afincada en la riñonera del personal masculino. (Siempre me han gustado. Lo confieso. Y no se trata de la edad. Ni mucho menos). Sin embargo, cual película de un género sin definir, apareció entre las olas un tipo de esos que, según dijo, “quita el hipo y te pone todo en su sitio”. Automáticamente E. metió barriga, sonrisa al canto, parpadeo intenso, cruzó estratégicamente las piernas y… ¡a por él!
Sí queridos, E. triunfó. Y a día de hoy ahí sigue.
¿Qué cómo es él? Siempre según E. es un tipo sin complejos, intenso y apasionado (¡imprescindible!) que practica eso de “soy quien quiero ser”, sin importarle las normas políticamente correctas. Su lado primitivo, con un punto salvaje, le hace muy masculino. Si a ello añades un punto de sofisticación… ¡OMG, la mezcla perfecta!
Ahhh!!!!!!! se me olvidaba un dato: es 7 años más joven que mi amiga.
¿Y que pasa con E.? Se siente sexy. Tiene ganas de “jugar” a todas horas…Ha renovado todo sus tangas y la lencería de encaje es la protagonista principal en su armario. Le manda fotos en cualquier momento y…en cualquier situación. Los vestidos que no dejan lugar a la imaginación han vuelto a formar parte de su anatomía. La mejor de sus sonrisas se ha instalado para quedarse definitivamente. Y lo mejor de todo…con el valor suficiente para ser ella misma.
¿Prejuicios? Ninguno. Y lo que piensen los demás le trae absolutamente sin cuidado. ¡Que se fuma un puro, oigan! ¡Que se sepa! Aún así, ha observado cómo determinadas personas de su círculo más íntimo le miran escandalizadas porque, según me cuenta, la ven “arrastrá”, imprudente, sin dignidad ¡poseída por el mismísimo demonio!… y demás barbaridades del estilo.
Yo lo confieso: estoy atónita. ¿A estas alturas de la humanidad todavía pasan estas cosas? Pongo mi mano en el fuego que a más de una (o uno, que de todo hay) no les ha ido mejor y sangran por la herida despellejándola por pura envidia.
Perooooo…oigan ustedes!!!!!!
¡¿Quién narices se creen que son para cuestionar una historia de amor, de sexo…o de lo que sea?!
¡Hombre YA!
Coco
Fuente de la foto: Pinterest
