La pandemia está pasado factura a todos pero lo de los jóvenes es otro cantar. Sus vidas han cambiado radicalmente. Estaban acostumbrados a un cómodo estilo de vida y ahora resulta que van a vivir peor que sus padres. Es lo que viene siendo «cambiar las reglas del juego a mitad del partido».
Ya de por sí la juventud es una etapa complicada, pero el bicho la está haciendo todavía más difícil. Son una generación entre crisis, con un desafío sin precedentes. Porque si antes eran “la generación perdida” por culpa de la economía, ahora son “la generación del confinamiento” por culpa del coronavirus. Una generación que, por H o por B, lleva toda la vida con la palabra crisis en la boca. Llevan años oyendo esa palabra todos los días. A todas horas. Y si en la primera crisis les preocupaba acabar la carrera o hacer las prácticas, con la de ahora ni si quiera saben si podrán hacerlo. Nuestros jóvenes están, como es lógico, preocupados por su futuro. Ansiedad, insomnio, aislamiento social…Esta historia del virus les va a impedir hacerse cargo de su propia vida, van a tener que trabajar de cualquier cosa menos de la que les gustaría y algunos no van a poder cortar el “cordón umbilical” porque les ha tocado volver a casa de sus padres. Otros vivirán el resto de sus días con el sentimiento de que los años de formación que han acumulado no les van servir de nada. Un futuro desolador por donde lo mires.
Sin embargo, no todo está perdido. Porque, aunque siga habiendo ninis descerebrados a los que habría que darles “jarabe de palo”, afortunadamente son muchos los que están dispuestos a asumir riesgos. Y porque, por las mismas razones, estamos ante una generación preparada para afrontar lo que venga después de esta pesadilla que están sufriendo. Se niegan a ser la «generación perdida»…¡y con toda la razón! Estos jóvenes postpandemia, precisamente por culpa de la pandemia, han sido sometidos a un estrés de tal nivel que ellos solitos han generado unos recursos psicológicos muy valiosos y un aguante a prueba de bombas. Son una generación muy preparada, casi diría que la mejor preparada, y no les dan miedo los obstáculos ni los retos porque está dispuesta a lo que haga falta con tal de salir adelante.
Saldrán más fuertes y más maduros que nosotros cuando tuvimos su misma edad porque están viendo, y viviendo, cómo la vida no es el camino de rosas que alguna vez les contaron. Y que hay que luchar. Saben que hay que luchar. No les queda otra. Y saben que si las cosas suceden así…es por algo.
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest.