Si algo aprendí después de estudiar filosofía en el instituto fue que hay muchas cosas que nunca llegaremos a saber. De hecho, la mayoría. Y es que en la vida hay cosas que definitivamente no tienen sentido, otras que están hechas para que averigüemos de qué van y otras para que aceptemos, con toda la humildad del mundo, que no las entendemos.
No vengo a contar nada nuevo. Sociológicamente no sé si hay estudios que expliquen con términos más objetivos lo que viene a continuación. Y creo que no hay ninguna investigación acerca del asunto. La estadística no me avala. ¡Aviso!
Yo sólo os quería advertir: He descubierto que hay dos clases de ignorancia. Una “buena” y otra bastante menos buena. No la llamaré “ignorancia mala” porque estoy en modo zen. Hablo de la «ignorancia » de esos que tienen y presumen tener, con cierto tufillo de superioridad, un coeficiente intelectual superior a la media.
Por ejemplo: Que a estas alturas no sepa grabar las pelis en la tele mientras veo otras no es malo, sólo me recuerda que soy una inútil con las tecnologías. Y que se me siga escapando cómo funciona la inteligencia artificial no es negativo. Creo.
Si, además, algo he aprendido después de tratar con algun@s es que cualquier cosa que sepan los demás, ell@s más. Y el resto de los humanos nos tenemos que sentir culpables por ser tan ignorantes. Y si no nos sentimos así, ya se encargarán de recordarnos nuestras capacidades cognitivas. O se quejarán porque les tratan como bichos raros a cuenta de su inteligencia. Cuando en verdad es por su insoportable forma de ser, por ese ego desmedido que no les deja vivir. Es más fácil alegar que los demás no les entienden que reconocer el rechazo que genera su prepotencia. Y no. No se trata de tener un elevado coeficiente intelectual para darte cuenta de todo esto. Simplemente es cuestión de ver más allá de un@ mism@.
Pero no quiero ir tan lejos. Somos muchísimos los que carecemos de un intelecto tan brillante. Y así la vida, pedimos compasión por ser del montón tirando hacia abajo ¡Qué le vamos a hacer! ¿Alguien se imagina un mundo donde no haya nada por descubrir? ¿O un mundo en el que todos sean iguales en cuanto a inteligencia y conocimientos? Yo no. Perdonad mi ignorancia.
Querid@ tú que lo sabes todo de todo: Cierra la boca cuando la uses para menospreciarnos. Nadie ha pedido tu sabia opinión y acéptanos tal y como somos. Fíjate sólo en la persona que habla. Si no te has dado cuenta, cosa que dudo, estás evitando tener contacto con la manada y te estás segregando del resto que necesita ir más despacio. ¡No vivís solos en este planeta!
¿Y si te ríes un poco con el resto de los humanos, esos ignorantes que no están a tu altura? Sí, has leído bien: ríete con ellos. No de ellos. Me atreveré a decir, a pesar de tu superioridad, que la risa cura…la ignorancia.
¡Ah, que ya lo sabías! Pues entonces… ¡Dale alegría a ese cuerpo!
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest.