Después del verano, el otoño. Después de agosto, septiembre. Después de las despedidas, la nostalgia. Después de la tempestad…la calma. Otra vez.
Cuando tu verano ha sido un auténtico, pero divertido, caos cargado de caprichos, siestas y comilonas, adiós con el corazón. Ahora sólo te quedan pequeños recuerdos, gestos o sonidos. Ha llegado el momento de seguir con nuestras vidas. Los días se hacen más cortos. Vuelven “los buenos propósitos”. Llega la luz más bonita del año y las sábanas reaparecen para taparte… Otra vez.
Con la rutina te das cuenta que nada ha cambiado. Volvemos a caer en la trampa de necesitar más horas. De tener todo bajo control. De llegar tarde. Quieres llegar cuanto antes. Terminar cuanto antes. Con la lengua fuera. La neurosis saluda a la afición. Otra vez.
Toca trabajar, comer ¿normal?, ¿hacer ejercicio? y, por supuesto, prestar atención a tu economía doméstica. Llegan los días de invierno que te sacan de la cama en plena oscuridad y para darte el lujo de ver amanecer camino del trabajo. En duermevela vas poniendo las calles. Con la mirada fija en el suelo. Con indiferencia. Otra vez.
Y así día tras día hasta volver a empezar. Volver para, sin darnos cuenta, volver a irnos. Y, mientras todo esto pasa a nuestro lado, nosotros con la vista cansada sólo miramos hacia atrás. Calculando las horas que faltan. Nos pasamos todo el año esperando que lleguen las vacaciones y, sin darnos cuenta, se van por el mismo sitio por donde han venido. otra vez.
No desesperes. Y no tengas miedo de llegar tarde. Todo va a ir bien. Como todas las cosas verdaderamente importantes de la vida a veces hay que empezar desde cero. Sólo hay…que dejarse llevar. Otra vez.
La rutina tiene muy mala fama. Le tenemos miedo. Dicen que es el peor de los enemigos. Que no tiene piedad. ¡Qué gran error! Yo te digo que no. Nuestro enemigo no es ella. Es el tiempo. Es el único al que no podemos vencer. Con él siempre pierdes. Que no te asuste la rutina. Es muy importante que entiendas que el pasado ya no está y el futuro es…valiente. Ella no puede con nosotros ni con nuestras ganas de vivir. El tiempo SÍ.
Mira cara a cara a la realidad. Recuerda que en la nada no hay nada y que la realidad engancha más que los recuerdos. No sabemos lo que nos espera y…ahí está la magia. Dale la bienvenida de nuevo al despertador, nuestro más fiel compañero. Jamás te abandona.
Algunas cosas están haciendo cola ahí fuera para que disfrutemos de ellas. En el portal. Renovando uniformes. El atardecer de tus días futuros. En el andén. Nuevas rutas o…el camino de siempre. Incluso el aire huele diferente. La ciudad vuelve a ser nuestra. Otra vez.
¡Bendita rutina!
Coco
Fuente de la fotografía: Pinterest