No es la primera vez que pasa, ni es la primera vez que escribo acerca de ello.
No es la última vez que pasa, ni la última que escribo de ello. En un mundo ideal, diría que ojala sea la última, pero soy realista y se que no va a ser así.
No es la primera vez que un titular en un periódico o una noticia en televisión nos dice el número de mujeres fallecidas al año a manos de aquellos que se creen con derecho a todo. Este año, ya son 45 las mujeres fallecidas en España por este motivo. (973 desde el 1 de enero de 2003, cuando se empezaron a contabilizar.)
No es la primera vez que nos preguntamos ¿Qué podemos hacer para que esto deje de ocurrir?
No es la primera vez que nos equivocamos al responder «No está en mi mano».
No es la primera vez que escuchamos un comentario que nos chirría, que nos damos cuenta de un comportamiento que no nos parece del todo normal.
No es la primera vez que escuchamos a los vecinos discutiendo o que vemos una pelea en la calle y decidimos no intervenir.
No es la primera vez que tienes cerca un caso de violencia domestica o de maltrato y no sabes cómo actuar. No te voy a decir que te conviertas en agente de policía, ni en terapeuta para ayudar a esa pareja que no sabe quererse, no puedo decirte que todo pasará, pero si puedo decirte que llames al 016. Seas tú la victima o no, ellos sabrán como ayudarte.
No es la primera vez que me planteo si son los medios, el entorno, la cultura, o la educación la que nos ha traído esta situación, pero estoy convencida de que la solución para generaciones futuras la tenemos en nuestras manos.
No es la primera vez que veo a los escolares realizar actividades para denunciar el maltrato contra la mujer, pero luego no son capaces de ver las señales de alerta en su entorno y siguen pensando que los celos son parte indispensable del amor.
No es la primera vez que lo digo, y ten por supuesto que no va a ser la única: en esta lucha, todos tenemos algo que hacer, por pequeño que sea.
No es la primera vez que defiendo que la clave está en la educación, en el ejemplo y en el respeto. Seamos capaces de formar a los niños y las niñas en igualdad. Vamos a enseñarles a respetar y a respetarse, a no abusar ni consentir abusos, a ser valientes y denunciar lo que no está bien.
No es la primera vez que tienes en tu mano hacer algo al respecto, ojalá sea la última vez que piensas que esto no va contigo, pues no es un problema de mujeres, es un problema de todos.
Reyes