MI BAÚL DE LOS RECUERDOS

Tener hijos adolescentes hace que, en muchos momentos, eches la vista atrás y recuerdes cómo eras tú con su misma edad. Los amigos, mis primeras aventuras, aquellos arrebatos de rebeldía día sí y día también, esas salidas (y escapadas) nocturnas…los primeros besos.

Sinceramente no sé qué edad tenía cuando di mi primer beso, pero lo que sí recuerdo como si fuera hoy es que no se pareció en nada a los que se daban mis artistas favoritos en las películas y series de televisión de entonces. Mi experiencia con los hombres era más bien escasa y, claro está, no tenía ni la más remota idea de cómo se daba un beso “de película”. O, como decía un gran amigo mío de aquella época y que todavía sigue a mi lado, “besos de tornilloroscachapa”.

Mi beso no fue de pasión. Ni mucho menos. Tampoco fue uno de esos romanticón y empalagoso. Eso nunca ha ido conmigo. Ni entonces ni ahora. Me gusta lo romántico pero… ¡sin doble de azúcar!

¿Nervios? ¡Pues claro que hubo nervios! Y tensión, dudas, vergüenza…A esas alturas de mi vida sabía que el día del primer beso tarde o temprano llegaría. Pero como es algo que no practicas, ni te entrenas para que el primero sea “EL QUE NUNCA OLVIDAS” (y todas esas cosas que se suelen decir en poemas, canciones, novelas y demás relatos), cuando llegó pasó lo que tenía que pasar ¡Ni p… idea de cómo hacer eso y salir lo más airosa posible! Fue un beso ORTOPÉDICO. Tal cual. ¡Os diré que solo faltó el manual de instrucciones!

Sin embargo, recuerdo perfectamente que fue algo espontáneo. Sin preparativos ni nada por el estilo. Fue un beso muy de verdad . Nada de mentira (esos llegarían después, porque…»haberlos haylos»).  Y salió muy de dentro. Tanto que saltaron “chispas”, mi estómago hizo unos ruidos  extraños y el corazón… ¡se disparó! (Sí. Así lo describí horas después a mis queridas confidentes).

Hubo sentimiento. Vino cargado de inocencia. Y calidez. La calidez que acompaña a unos quinceañeros que se arrancan en esas artes y experimentan por primera vez sensaciones que hasta ese momento no sabían ni que existían. ¿Ternura? Mucha.

¿Inolvidable? ¡Por supuesto!. Es algo que me acompañará siempre. Forma parte de un capítulo importante de “mi libro”. No deja de ser “la primera vez que…”. De la otra parte contratante sólo puedo decir que hace muchos años le perdí la pista y, francamente, ni fue un gran amor de juventud ni marcó mi adolescencia.

No existió un beso igual. Los demás fueron…diferentes. Más o menos importantes. Con más o menos pasión. Algunos especialmente tórridos. Otros de mero trámite (Sí. También existen). Y de otros… ni me acuerdo o me arrancan alguna que otra sonrisa. ¡Qué momentos!

Hay unos de los que tengo también un recuerdo cargado de nostalgia: Aquéllos que quise dar y nunca di.

Taitantos años después esos quedan en…mi baúl de los recuerdos.

 

Coco.

 

Fuente de la foto: Pinterest

 

 

 

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