Me viajo encima. Acaba de comenzar el año y ya he mirado el calendario mil veces y he planeado 10 escapadas distintas. De esas 10, con suerte realizaré una o dos, pero con la planificación también disfruto.
Me encanta leer guías de destinos, visitar webs de hoteles, imaginarme en lugares distintos y pensar en qué hacen las personas que viven en esos lugares. ¿Qué comen? ¿Qué beben? ¿Qué costumbres tienen? ¿Qué idioma hablan? ¿Cuáles son sus horarios?
A la hora de hacer la maleta… un poco de todo, ¿no? Nunca sabes lo que te vas a encontrar… calzado cómodo para patear las calles, mil capas en plan cebolla para no pasar calor ni frío y el móvil para hacer mil fotos.
No te asustes, que no quiero hacer mil fotos de mi cara en cada lugar para compartirlas en redes sociales, ni retratar las típicas imágenes que puedo encontrar en internet porque los buenos fotógrafos ya las han hecho. Quiero traerme mi visión de la ciudad. Mis recuerdos, las experiencias vividas y lo que me han hecho sentir. Me gusta, con el paso del tiempo, volver a verlas, cerrar los ojos y sentirme de nuevo en aquel lugar.
Recientemente he oído hablar del «espíritu wanderlust» del que disfrutan todos aquellos que sienten pasión por viajar, aunque también me han dicho que hay a quien no le gusta viajar, pero a mí eso me cuesta mucho creerlo.
Reyes
Imagen: Pisando baldosas amarillas en Sofía, Bulgaria. 9 de octubre de 2014.