Me falta valor, para meterme en la vida de los demás, me falta valor y en ocasiones me arrepiento.
Me falta valor para preguntar ¿qué tal te va la vida? porque no quiero ser cotilla, pero me he dado cuenta de que hay veces en las que debería haberlo hecho.
Hay personas que no tienen por costumbre compartir «sus cosas» con los que les rodean, y esperan a que los demás les pregunten para hablar y desahogarse. Pues bien, esas personas y yo no logramos entendemos. A mi me cuesta «hacer el cuestionario». Sólo me importa si los que me rodean están bien o si yo puedo hacer algo para que su situación mejore, pero los porqués no suelo preguntarlos.
No tengo interés en saber si fulanito o menganita hace o deja de hacer, dice o deja de decir, me importa si un amig@ se siente bien, o si está pasando por un mal momento.
Me gusta que los míos confíen en mi para contarme cosas, que compartan conmigo sus alegrias y sus penas, sus preocupaciones o sus hazañas. Que me digan que piensan que puedo empatizar con ellos o que me confundan con una psicóloga de profesión cuando yo lo único que hago es escuchar. Escuchar sin juzgar, ese es el secreto.
Por suerte a veces llega el momento y cuando por fin llega alguien y me cuenta, me encuentra.
Estoy aquí para escucharte, para oír tu versión de la historia, para que compartas tus pensamientos conmigo y te sientas mejor al oirte contarlo en voz alta.
Eso si, no doy consejos, no soy yo quien tiene que tomar tus decisiones… pero si quieres mi opinión solo tienes que preguntarla.
Reyes
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