«Los aviones despegan con el viento en contra» y nosotros nos crecemos frente a las dificultades.
Puede que sea verdad, pero no es la situación ideal, no nos engañemos. A nosotros nos gustaría que todo fuera fácil, que no nos costara hacer las cosas y sobre todo, no tener problemas.
A mi los únicos problemas que me gustaban eran los de «mates» que resolvía en el cole. Esos si que eran divertidos, sólo tenías que encontrar las claves, plantear la ecuación y resolver la incógnita. Fácil. Los problemas a los que nos enfrentamos ahora son un poco más difíciles, entre otras cosas porque no somos capaces de localizar las claves, y mucho menos resolver la incógnita. Somos incapaces de razonar sin que nos afecten los sentimientos, y esos no son tan fáciles de aislar y clasificar.
Es más, me atrevería a decir que son los sentimientos los que nos aíslan a nosotros, al menos aíslan nuestra capacidad de raciocinio, nos impiden ver las cosas con claridad y nos influyen para que nuestra toma de decisiones no sea todo lo lógica que debería.
En este punto solo me resta decir que a pesar de los sentimientos y del viento en contra somos capaces de superar todo lo que se nos presente, o al menos enfrentarlo con la mejor actitud. Sean o no los sentimientos los que nos guíen, protejámonos del viento de cola y todo saldrá como esperamos.
Reyes
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