En la vida hay que tener amigos y si conoces a alguien que no los tiene nunca te fíes de él.
Esta es una de esas frases que desde muy pequeño llevo oyendo.
La palabra amigo cada uno le da un significado y elige sus amigos de una manera distinta, y yo en eso no me voy a meter.
Pero yo lo que sí que tengo es un grupo de amigos de esos que surgen en los patios del colegio, con pantalones cortos y rodillas ensangrentadas, de esos que te conocen de esa manera que son los únicos saben sacar lo bueno y lo malo de mí al instante.
Para mí la palabra amistad tiene un significado muy importante y sin lugar a duda estos catorce cabroncetes tienen mucha culpa de mi valoración de la amistad.
De una forma u otra cuando paso tiempo con ellos me da para reflexionar, ciertamente de lo primarios que somos y de lo poco que hemos cambiado en estos últimos 30 años.
La curiosidad por las redes sociales, hemos de reconocerlo que no es su fuerte, aunque algunos hacen sus pinitos para saber que se cuece en los ámbitos en los que se mueve y porque no para cotillear un poco, no siendo observados.
Uno de ellos siempre dice que las primeras borracheras unen mucho y la verdadera amistad se demuestra en un casi coma etílico, unos verdaderos amigos te llevan a tu casa y te meten en la cama.
Siempre tenemos al protagonista que nos recuerda que la diferencia entre una fiesta o un fiestón siempre suele ser un chupito de vodka.
Me gusta hablar y discutir con ellos, aún recuerdo la cantidad de barbaridades que podían salir de nuestras bocas cuando se me ocurrió decir: Yo me bebo 5 gintonics y ya soy un casi alcohólico y sin embargo infinitas cervezas son inofensivas, pero bueno cada uno se engaña con lo que quiere. Un poco más y arde Troya. Y por no hablar de las noches electorales o de los partidos de futbol.
La mayoría de nosotros ya no tenemos bebés, tenemos niños de 5 años para arriba, vamos tenemos hijos, que saben nadar, andar sin caerse, pegarse cuando necesitan defenderse, si no comen una comida aguantan hasta la próxima y lo mejor de todo es que cuando están con amigos no se quejan de casi nada. Otra reflexión mágica entre el segundo y tercer gintonic.
No pretendo que esto sea una fase dos de una borrachera o llámese exaltación de la amistad pero os aseguro que tengo unos amigos que molan mucho.
Caye
Fuente de la foto Pinterest