El coronavirus ya está aquí. Haciendo estragos.
Imposible aislarse. Es lo que tiene un mundo globalizado. Por donde vayas, por donde mires, el coronavirus vive descontrolado. Está en todas las conversaciones. Basta cualquier nueva noticia sobre el bicho para que los memes campen a sus anchas.
Mientras, muchas otras noticias que merecen todo nuestro interés pasan sin pena ni gloria porque el virus nos tiene comido el coco. Nervios, ansiedad, estrés, pesimismo a diestro y siniestro hacen que no veamos más allá de esta plaga. Y aunque esto no es nuevo, sí lo es que estamos ante un momento sin precedentes. Porque, lo que hace unas pocas semanas era un problema sólo de los chinos, ahora está repartido por todo el planeta.
Efectivamente, debemos preocuparnos. Hay que preocuparse pero no entrar en pánico. La realidad es la que es. Imposible de cambiar o modificar. Y no depende de nosotros. Pero lo que sí depende de cada uno es…cómo le miramos a los ojos. Porque, bichos como éste, son la coartada perfecta para tapar la debilidad de algunos y para ponernos a prueba a todos. Aceptar y reconocer la gravedad de la situación es el primer paso. ¡Que nadie se pase de listo en toda esta historia! ¡Hay que tener mucho cuidado con la desinformación! Creer o no creer en profecías de Nostradamus, con la que está cayendo ahora mismo, es lo de menos.
Tomemos conciencia de que no somos inmunes y que cualquiera puede ser paciente cero. La primera víctima, la bolsa. Y es que, como siempre, lo más contagioso es el miedo. La incertidumbre está y estará un temporada larga con nosotros. Toca mantener la calma, ir con pies de plomo. Sin alarmas. Sin dejar que las emociones nos dominen y…con alguna que otra dosis de humor. ¿Qué culpa tiene el papel higiénico?
No se trata de parar algo que ha venido a quedarse. Se trata de ganar tiempo mientras los que ya han caído en sus redes se recuperen y los que caerán, cuando caigan, puedan ser atendidos como Dios manda.
Los que saben de esto, que son a los que de verdad hay que escuchar, leer y atender, dicen que muchos de nosotros no tendremos síntoma alguno o solo síntomas parecidos a un resfriado común. Y que serán muy poquitos los que deberán ingresar en un hospital. A fecha de hoy, más de 60.000 personas en el mundo se han recuperado, en menos de dos meses, tras haberse contagiado.
La humanidad, desde nuestros orígenes, hemos aprendido a salir de situaciones como ésta pero no hemos aprendido absolutamente nada a cómo hacer para no provocarlas. Aprovechad para hacer bricolage, ordenar armarios, ver pelis y comer palomitas en familia con mucha higiene y sin dejar de atender al personal sanitario. Porque cuanto antes se encuentren los contagios y los aíslen, antes ganaremos la batalla (que no la guerra).
Todos encerrados. No pasa nada. No es el fin del mundo.
Lo mejor…está por llegar.
Coco.
Fuente de la fotografía: Google.
Desde la sinceridad, la responsabilidad y la inteligencia.
Coco eres un crack, gracias .
Crack tú y todos los que me aguantáis y perdéis un rato de vuestro precioso tiempo en leer esto.
Bssssss.