Llegó el destape, mal que nos pese, y no podemos decir que haya llegado sin avisar, que estamos todo el año mirando el calendario, ansiosos por que llegue el verano y puedan venir los turistas.
Ha llegado el momento en que la ropa se aligera, las visitas a la playa y la piscina se convierten en rutina y mostrar nuestros cuerpos al sol se hace natural.
Aun así ayer me pegué un susto! primer día de piscina en urbanización cerrada, se supone que conozco a todos los vecinos, por lo que las vergüenzas ya no existen, que nos conocemos las lorzas de veranos anteriores… llego yo toda ufana, saludo al bulto a la gente que había en la piscina, dejo las cosas debajo de la sombrilla, me quito la mascarilla, las vergüenzas, el vestido y cuando me dirijo a la ducha escucho: ¡HOLA! no te había conocido!
Si, la peor de las pesadillas se cumple: la adolescencia vuelve a mi cabeza por un momento. Dentro de la piscina, con el agua hasta el cuello (cosa que en este caso es positiva porque cubre cualquier atisbo de de lorza), un padre de familia con el que compartí clases universitarias, juergas nocturnas y hasta botellones en canalejas* cuando éramos adolescentes.
Y yo allí, expuesta, con mi cuerpo color blanco nuclear y todas sus imperfecciones al aire. No es justo. ¡No es necesario saludar a bocajarro! Podría haberse esperado a que me metiera en la piscina para estar los dos en igualdad de condiciones, ¡pero no! ¡Eso no se hace!
Son nuevos en la urba y aprovechamos el rato de piscina para ponernos al día, conocimos a los demás miembros de la familia conforme llegaban a la piscina, jugamos con los niños (que hicieron buenas migas) y nos emplazamos para repetir experiencia a lo largo del verano.
Eso si, el mal trago ya lo he pasado, a partir de ahora estaremos en igualdad de condiciones, que si yo sufría por que juzgaran mi aspecto, cuando el susodicho salió del agua me relajé. Oye, que en comparación no estoy tan mal! Me quedó claro ayer que el tiempo pasa para todos y a no ser que te dediques en cuerpo y alma a cultivar un cuerpazo, las huellas del confinamiento y de los cuarentaytantos nos igualan y el que no tiene lorza ha perdido pelo y para nuestras suerte y su desgracia, en los hombres las dos cosas son posibles.
¡Que vivan las lorzas, el destape y los implantes de pelo!
Reyes
*Canalejas: Por si no eres de la zona: parque de Alicante en que los adolescentes realizábamos nuestros botellones en los 90′
Tenía pendiente leerlo!!! Me ha encantado!!! Yo Ya llevo varios días de playa (las lorzas morenitas, se llevan mejor)… Y uno de los días me encontré a un padre del cole, sin poder reaccionar porque los niños se emocionaron al verse, y yo con lorzas y tetas al aire jajajaja Eso sí que es destape!
Pero mira… Con la edad debemos ir perdiendo esas vergüenzas… Que estamos divinas!!!!!