Es viernes y mis hijos me despiertan al grito de con quien hemos quedado hoy.
Mi mente está pensando en que la semana tiene 5 días en los que trabajo y les digo que se pongan el uniforme que se van en autobús al cole. A lo que ellos me contestan ¡Papá, que estamos de vacaciones!
Voy deambulando por el pasillo hasta que encuentro la cocina y allí se está fraguando el plan del viernes, allí están los dos con su madre planeando que ahora jugaremos a juegos de mesa y luego nos vamos con las bicis y el patín. Comemos con unos amigos y por la tarde las procesiones y sino estamos cansados podemos ir a cenar a ese sitio que tanto nos gusta.
Yo no sé cómo estamos criando a estos niños pero su necesidad de salir y relacionarse, es muy superior a la nuestra, será una cuestión de la evolución humana. Pero gracias a ellos hemos conseguido muchas cosas, entre otras volver a divertirnos con un patín dando vueltas a un parque o por un paseo o una avenida, recordando cual es la sensación de velocidad y la expectativa de poder realizar giros y saltos que hacen los más pequeños.
Nuestro longboard es ya un clásico en el maletero del coche, para nuestras esperas en las avenidas de la universidad, con el que he mejorado mi equilibrio y con el que ellos se lo pasan pipa, eso de poder ir dos sobre un monopatín es una de las cosa más divertidas que hay.
Las ganas de salir en bici, esta es otra de las sensaciones de estas vacaciones, el pedalear junto a ellos, es como hacer un viaje en el tiempo y recordar esos fantásticos veranos de mi niñez.
Gracias a ellos hemos recordado que hay muchos más deportes además del fútbol. Vibramos y nos hacen vibrar con cada partido de balonmano que juegan, con cada gol que meten, con cada celebración y sobre todo por el brillo de sus ojos.
Con ellos he vuelto a sentir que es superarme, que es que tu hijo mayor se convierta en mi sempai y me explique que para hacer karate tengo que bajar mucho más mis posiciones.
Solo puedo decirles que gracias por hacernos recuperar sensaciones que creíamos perdidas, gracias por dejarnos ver que todavía podemos hacer muchas cosas con las que el resto de padres nos miran con extrañeza pensando estos se van a romper la crisma.
Así, que vamos a disfrutar de las vacaciones. Que todo es cuestión de ganas.
Caye