Muchas veces ocurren cosas en nuestra vida a las que no encontramos explicación. Cuando esas cosas pasan decimos que el responsable debe ser el destino. Pero ¿quién es el destino y por qué le dejamos que tome las riendas de nuestra vida?.
Ay, el destino! ese sinvergüenza que nos hace conocer a esa persona especial en ese momento determinado en el que nunca se te hubiera ocurrido que algo así iba a pasar. O ese que te presenta una oportunidad de oro y que te hace replantearte toda tu vida pensando, ¿Qué pasaría si..? ¿Por qué no…?
Es tu sino, las cosas pasan porque tienen que pasar, o por el contrario ¿la cosas pasan por que hacemos que pasen?. Yo a día de hoy prefiero pensar que las cosas pasan porque queremos que pasen. No creo que haya nada ni nadie que se dedique a jugar con nosotros para que las cosas se muevan a nuestro alrededor. O tal vez la serendipia, que hace que encontremos por casualidad algo mejor de lo que estábamos buscando, también tenga un papel importante en lo que ocurre en nuestro entorno.
Estoy convencida de que nuestros actos tienen consecuencias. No podemos dejar que las cosas pasen por si solas, ni para bien ni para mal. Si algo no nos gusta, tendremos que movernos para que cambie. Si queremos algo, tendremos que mover el culo para conseguirlo. Dejar nuestro futuro en manos del destino implica dejar de ser protagonistas de nuestra vida y convertirnos en meros espectadores. Y yo no estoy dispuesta a eso. Quiero mi premio a mejor actriz principal y lo quiero ya. No voy a esperar al concurso de teatro del año que viene, o del otro, o del siguiente… año que pasa no vuelve y lo mismo pasa con los días.
Por otra parte, si creo que la vida tiene un sentido, todo ocurre por alguna razón, para que seamos más felices, para que aprendamos a ser más fuertes o simplemente por el papel que jugamos en las relaciones que establecemos con lo que nos rodean. Creo en la leyenda oriental del hilo rojo que dice que «Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.» Y por muy enredado que esté ese hilo, lo desenmarañaremos para conseguir que tú y yo nos conozcamos, porque tú tienes un papel en mi vida y yo uno en la tuya.
Si te paras a pensar un momento, seguro que encuentras que las casualidades son las que han hecho que tú estés ahora mismo leyendo este texto. ¿Cómo has llegado a él? ¿Ha sido la casualidad o ha sido el destino?
Y ahora dime, ¿Quién es mas fuerte, el destino, la casualidad o tú?
Reyes
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