Todos hemos sentido el impulso de vengarnos. Ese deseo irrefrenable de devolver el daño. Y todos necesitamos que la rabia encuentre salida. Para algunos responder a las amenazas, y dejar que la ira campe a sus anchas, llega a ser el eje central de su vida. Los hay que invierten mucho tiempo y esfuerzos en vengarse, viviendo en un eterno drama, en un círculo vicioso en el que necesitan hacer daño como sea a la otra persona. Y, cuando lo consiguen, alcanzan un estado mental de calma absoluta parecido al éxtasis. Seguro que conocéis a más de un@.
Así vista parece ser muy dulce pero…no. La venganza no es sana. Y no es sana porque acaba por envenenarnos, sacando todas nuestras bajezas y haciéndonos muy difícil vivir en paz teniendo el odio metido en el cuerpo. Creemos que con la venganza nos sentiremos mejor y que el dolor del otro aliviará nuestras penas. Caemos rendidos ante las ganas de venganza pero, como en muchas otras cosas, te sientes bien una vez saldadas las cuentas pendientes. Luego, la gran mayoría de las veces, te sientes peor.
Yo, como todos, tengo mis propios”vengativos” y resulta curioso que una vez fuesen amigos míos. Y cuando he analizado por activa, o por pasiva, cómo hemos podido llegar a ese punto no encuentro respuesta porque, sencillamente, vengarse no resuelve ningún problema.
La venganza no cura. Nunca lo hará a pesar del daño que hayan causado. Solo ancla en el pasado y, en lugar de pasar página, se recrea en la mierda una y otra vez. Al principio la sed de venganza nos puede. Dar una lección a quien se ha atrevido a dañarnos. A mi la primera. Pero…piénsalo. Una cosa es defenderte y otra muy diferente vengarte y la venganza, por mucho placer que te genere, no te hace libre. Nunca lo ha hecho.Vengándote sólo consigues igualarte al enemigo, perdonando siempre serás superior a él.
No te confundas. Hay muchas razones para no vengarse. Deja pasar el tiempo. No todo es dar jaque mate.
A veces el no estar ahí…también es venganza.
P.D.: Los ajustes de cuentas solo triunfan en las películas. Y ahí…¡sí que molan!
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest.