Inocentes de los de verdad, así son los que celebramos hoy. Los niños que Herodes mandó asesinar según la Biblia para asegurarse de que la profecía no se cumpliera son los «culpables» de que se celebre el Día de los Santos Inocentes y es en esos en los que quiero que pienses.
Inocentes que nos rodean, en nuestra casa, en la de al lado, en el parque, en la calle o en el otro lado del mundo. Son ellos, los inocentes, los niños, los que van a heredar el mundo que les dejemos. Esos que no tienen culpa de que tú hayas tenido un mal día en el trabajo, o de que hayas discutido con tu pareja. Esos que están esperando a que les dediques un momento de tu preciado tiempo y que te miran con admiración como si fueras su superhéroe favorito.
Inocentes que pueden tener la suerte de nacer en un entorno acomodado y que no sonríen nunca y otros que nacen en el lugar más inhóspito y sonríen hasta con los ojos. Inocentes que teniéndolo todo nunca tienen suficiente y otros que por no tener no tienen ni salud, pero son capaces de contagiar a los que les rodean unas irrefrenables ganas de vivir.
Inocentes que vienen sin avisar y otros a los que se les espera años. Inocentes que una vez aquí son como esponjas que absorben de todo y de todos, que aprenden por imitación y que serán nuestro mejor legado.
Inocentes, como nosotros hace unos años, cuando toda nuestra preocupación era hacer los deberes y ver los dibujos en la tele mientras merendábamos o jugábamos con nuestros hermanos.
Si te paras a pensar, no hace tanto que tú eras uno de ellos. Bueno, puede que ya haga más de 20 años. Pero seguro que te vienen a la mente los recuerdos de esos momentos felices que disfrutaste con los que estaban contigo. Ahora te toca a ti convertirte en parte de los recuerdos agradables de esos inocentes que te rodean.
Míralos, habla con ellos y dales lo mejor de ti: tu tiempo y tu dedicación, y más en estos días en que están plenamente disponibles.
Reyes
Imagen tomada por Rafa Serván en India en 2011