¡Hola!
…¿Y ahora qué? Os estaréis preguntando de qué va a ir hoy el post de esta tía. Pues…va DE NADA. Si, como leéis. DE NADA. No se me ocurre qué escribir. Llevo varios días dándole vueltas a la cabeza pensando con que tema os aburro esta vez y tengo que confesar que estáis de suerte. No tengo tema. Doña Imaginación se ha debido marchar unos días y parece que no tiene ninguna intención de volver…conmigo.
Lo he intentado. Me he dedicado a preguntar a diestro y siniestro qué podría escribir y, a pesar del esfuerzo de algunos y las pocas ganas de otros (todo hay que decirlo), nada ha servido. La inspiración también ha debido irse de paseo con alguien más interesante que yo.
Os confieso que han sido muchos los momentos en que me he plantado delante del ordenador y he dicho “¡Vaaaaamos, dale a la tecla ya! ¡Venga, arranca, si solo es ponerse y, una vez coges carrerilla, ya no puedes parar!”. Ni por esas. Eso de que la musa te pille trabajando ha pinchado en hueso conmigo. Debo ser la excepción que confirma la regla. Y lo peor de todo es que me estresa. Sí. No me puedo creer que no exista tema lo suficientemente interesante como para dedicarle unas palabras. Unos cuantos párrafos. O mis pensamientos en voz alta. ¿Pensamientos…? A ver Coco, piensa, piensa…Las ideas pueden aparecer en cualquier momento. Estoy convencida de ello, pero… ¿Cuándo? ¡Uff, que estrés! La “masa gris” está cansada de mí. Lleva horas aguantándome y creo que de esta dimite. Cierro de nuevo el ordenador. Voy a airearme. Un paseo. No, mejor un buen tinto con Inés.
Es curioso. De camino a la cita, con la mente en blanco y el cerebro bastante cabreado, empiezo a recibir “latigazos” de información…sí, unos “seres extraños” invaden mi cabeza… ¿Serán las ideas? ¡Bienvenidas compañeras! En este tiempo muerto, durante el trayecto y sin teclado ni ordenador que me presione, se ha puesto en marcha la palanca “curiosidad”. Tengo la extraña sensación de que mi cabeza se ha llenado con bombillas de colores. Algo así como una verbena, farolillos incluidos. ¡Menudo fiestón se están pegando ahí arriba!
No sabría explicar, de una manera lógica, que ha pasado en mi azotea. Lo único que se me ocurre pensar es que el cableado de mi cerebro se ha puesto en funcionamiento a través de eso que llamamos “los sentidos”. El paseo en busca de una buena copa de vino, y la mejor compañía, ha conseguido que mis emociones se pongan en estado de alerta. ¡Bingo!. De pronto se me ocurren tantas y tantas cosas de las que hablar y escribir…
Fin del trayecto. Inés me espera. Siempre con su sonrisa. Nada más verme dice: “Fluye”. Yo, boquiabierta por su continua capacidad de sorprenderme, le contesto: “Brindemos. Tengo post”.
Coco