Nunca me fío de las expectativas. Dicen que si están muy altas te puedes llevar un chasco, así que suelo perdonar el beso por el coscorrón.
Las expectativas son muy diferentes según el punto desde donde las miremos. Si hablamos de las expectativas que tenemos en que ocurra algo de lo que nosotros no somos responsables o por el contrario somos nosotros los que tenemos en nuestra mano conseguir algo que nos hemos propuesto.
Cuando hablamos de los que nos rodean nos ocurre que conocemos personas a las que su fama les precede, cuando llegan a ti ya no hace falta que hagan nada para impresionarte. Tienen agentes que se encargan de venderlos y en ocasiones no les hacen ningún bien, porque los humanos somos así, «malfiaos«. Cuando nos hablan muy bien de algo o de alguien lo único que hacemos es pesar: ¿Dónde estará el truco? ¿Cuál será el fallo? Además nos sentimos decepcionados porque ponemos en ellos un nivel de exigencia o de esperanza al que no llegan, y nos quedamos con cara de imbécil pensando «pues vaya, ¿Esto es todo?».
Por otra parte si pensamos en lo que nos exigimos a nosotros mismos, solemos quedarnos cortos. Hay un punto, según mis amigos runners, en el que nuestra mente nos dice que ya no podemos más, pero si no le hacemos caso y seguimos, somos capaces de hacer tres veces más de lo que pensábamos. Y eso no nos pasa solo cuando salimos a correr, nos pasa con todo. También existe un tipo de personas que nunca se da por satisfecho con su trabajo, nunca son lo suficientemente buenos, no son capaces de reconocer su trabajo bien hecho y es porque tienen una asombrosa facilidad para hacer determinadas cosas y no creen que algo que se hace sin esfuerzo pueda ser bueno. Tienen un don natural para hacer, para sentir, para conectar con los demás o para hacer el trabajo más complicado del mundo pero nunca los oirás presumir de ello, porque para ellos nunca es suficiente. Tienen arte, pero les falta confianza, esa que podemos darle nosotros con una palabra de apoyo, con un detalle que no esperan o con un tirón de orejas cuando se ponen en plan cenizo.
Adopta la posición que quieras, cree, no creas, ayuda, confía o no, pero por favor, ¡haz algo!.
No te quedes a la expectativa.
Reyes
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