En serio te lo digo, yo no soy cabezota.
Y lo digo como lo siento, no soy cabezota, soy firme en mis decisiones.
Cuando tomo una decisión lo hago convencida. Puede que le de muchas vueltas a las cosas, no te lo voy a negar, y puede incluso que piense demasiado. Llámame pragmática pero me jacto de ser racional y aunque la pasión me pueda de vez en cuando, intento tomar las decisiones de la manera más fría posible, y no arrepentirme nunca de lo que hago, sino de lo que he dejado de hacer.
De verdad que no soy terca, soy de gustos particulares.
Cuando digo que algo me gusta, es porque me gusta, y me da igual lo que opinen los demás. Llámame rara pero me ha gustado Birdman, igual que me gustó El Lobo de Wall Street y de la misma manera que Casino me parece imprescindible.
Puedo parecer incorregible, pero soy capaz de atender a razones.
Cuando creo algo, lo creo firmemente y soy capaz de explicarlo de mil maneras distintas. Llámame tozuda, pero si eres capaz de hacerme cambiar de opinión, ten por seguro que seré la más fiel seguidora de la teoría de la que me hayas convencido.
Pensarás que soy obstinada, y eso no te lo puedo negar.
Cuando me propongo algo, hago todo lo posible por conseguirlo. Si alguien se propone alejarme de mi objetivo, que se prepare, porque caerá con todo el equipo. Llámame orgullosa, pero siempre voy a luchar por lo que quiero y voy a salir con la cabeza alta, me enfrente a quien me enfrente, simplemente por haber sido capaz de dar lo mejor de mi.
Otra cosa es que las circunstancias no acompañen y no lo consiga. Entonces, pensaré que no era el momento adecuado y que algo mejor me está esperando en la siguiente etapa.
¡Ah!, y no se te ocurra meterte con los míos, porque entonces saco las garras, sale la leona que llevo dentro y me como a quien haga falta.
No se como quieres que te lo diga: No, no soy cabezota, y no hay más que hablar.
Reyes
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