El otro día vi en el muro de mi amiga Kiki una frase a la que desde entonces no dejo darle vueltas: “Estar rodeado de la gente equivocada es lo más solitario que hay en el mundo”.
¡Cuánta razón! Y es que con el tiempo mi círculo de amigos lo he ido reduciendo, metiendo la tijera y cortando por lo sano, descubriendo el placer de decir no cuando la cosa no la veo clara. Algunos dicen que que he puesto una barrera a mi alrededor. Y no nene, va a ser que no. Va a ser que mantener vínculos amistosos que ni son vínculos ni son amistosos me están dando un perezón del 15. Vamos, que he llegado a un punto que me sobra gente.
Ahora que peino canas, muchas canas, noto que necesito un cambio de aires. Necesito mantener las distancias. Necesito desentenderme de tanto postureo y vivir de forma más solitaria. Necesito tomarme tiempo para procesar lo que veo a mi alrededor y apartar lo que no me gusta. Tan fácil…y tan difícil.
¿Qué ha cambiado? Pues ha cambiado que las experiencias vividas me han enseñado que para pasar tiempo con determinada gente mejor pasarlo sola. Que si seguía así, corría el riesgo de dejarme llevar por cierto tipo de personajes que ni fú ni fá, de esos que no entran en mi lista de planes por cumplir. Total, que estoy en una fase que llaman “conducta antisocial justificada”. Socializando cuando me apetece y cuando no…pues no. Y si eso es ser egoísta, lo soy. Practico esa prioridad egoísta de satisfacer las propias necesidades y proclamo desde aquí las ventajas de ser una antisocial. ¡Y tan ricamente, oiga!
Porque, a veces, cuando se desconoce los verdaderos sentimientos de las personas que tienes en frente, es fácil dejarse llevar por las apariencias. Pero cuando rascas un poco y compartes más allá de lo políticamente correcto, descubres que hasta aquí has llegado. La vida social no siempre es divertida y a veces es muy fácil perder los nervios. ¡Y no hij@s, no! ¡Bastante perdido está todo como para perder también los nervios! Eso no significa que no volveré a compartir raticos con ellos (si me invitan después de leer esto) pero a pequeñas dosis, por favor. La salud de todos lo agradecerá.
Bajar el tono así tiene el precio de que te llamen antipática, altiva, huraña o tímida.Y sí. Seré todo eso pero lo de tímida no lo compro. Creo que lo he demostrado sobradamente. Simplemente hay lugares en los que no encajo…ni quiero. Sencillamente me gusta hacerlo de otra manera que no siempre será entendida. Porque estoy descubriendo, con tantos años a mis espaldas, que la amistad es un bonito premio sólo para los mejores. Basta con tener cerca los amigos necesarios (aunque de vez en cuando se cuele algún falso, pero eso es inevitable).
P.D.: Y que no es cuestión de cuántos amigos tengo, sino de cómo me siento con ellos.
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest