¡Ojalá mis padres hubieran vivido toda mi vida!
Últimamente cuando llevo al pequeño al colegio me doy aún cuenta de su falta. No sé por qué les echo más de menos ahora que cuando mis hijas tenían la misma edad que él tiene a fecha de hoy. Será porque ellas nacieron con una abuela. Él…con ninguno de los cuatro. Me hubiera gustado que supiera que los abuelos son reales y no “los abuelos de otros”.
Me hubiera encantado que mi padre le hubiera enseñado las reglas del rugby. Ese deporte que tantos éxitos le dio y que “le rompió la nariz”. O que mi madre le hubiera ayudado con los deberes del cole y así recordase sus tiempos de maestra de escuela en un pequeño pueblo de Albacete.
Lo que hubiera dado porque mi tropa hubiera crecido con las batallitas de su abuelo o con los guisos de mi madre. Que les hubieran hablado del pasado, de su niñez o se hubieran ido al parque que había frente a nuestra casa. ¡Firmaba ya!
Cada vez que cojo a mis hijos de la mano recuerdo cuando mis padres lo hacían conmigo. Una mezcla de paz y seguridad recorre mi cuerpo cada vez que pasa y, la verdad, tengo mucha suerte: mis tres hijos lo hacen cada vez que tienen la menor oportunidad. ¡Esto no le pasa a cualquiera!
Sé que como madre soy manifiestamente mejorable. A veces el desconsuelo se apodera de mí cuando no llego donde los abuelos de los demás llegan. Me siento culpable cuando no tengo tiempo para más porque el mejor regalo de un padre a sus hijos es el tiempo que les dedica cada día. Ellos, los abuelos, sí. Siempre lo tenían.
Sin querer, en algún momento se me olvida que hay cosas que sólo los abuelos hacen. Porque, no nos engañemos, los abuelos son EL MEJOR PLAN. Tienen una paciencia infinita. Cuentan historias extraordinarias. Hacen magia sacando caramelos de las orejas…y los abrazos de oso son su especialidad.
Mis padres eran el plan perfecto para desconectar en una tarde de domingo y disfrutar con ellos, tumbados en el sofá, leyendo un libro o tomando una ración doble de palomitas. Eran Ml MEJOR PLAN para relajarme y reponer fuerzas. Horas de conversación, o de silencio, haciendo…hogar.
No fui la mejor hija, ni la más responsable, ni la más comprensiva. Pero sí me sentí querida desde el primer día. Sin ellos hoy no sería quien soy. Hicieron lo que hasta ese momento sabían. Con sus ejemplos y con sus debilidades. ¡Cuánta verdad encierra eso de que aceptar a nuestros padres significa permitirles ser como son! Y yo…agradecida por la vida que tengo.
Nunca me prometieron la Luna pero me enseñaron el camino por si algún día quería ir a visitarla. Me enseñaron, eso sí, que me tenía que dejar la piel por todo aquello que me hiciera feliz. “Que nadie regala duros a cuatro pesetas” repetía siempre mi padre.
Ahora, más que nunca, entiendo eso que decían sobre la importancia de la humildad. Que no todo el mundo triunfa. Y que la vida va de dar. Su remedio casero,“sana sana colita de rana”, no suena igual de bien con mi voz. Que todo se cura con un poco de saliva. Y que no existe mejor merienda que el pan con chocolate y aceite.
Cuesta darte cuenta que las cosas cambian y que lo que ayer me servía, hoy ya no. Ahora, como decía mamá, “veo los toros desde la barrera”. Creí que educaría a mis hijos sólo hasta que fueran mayores. Y no. Educar dura lo que dura una vida.
Una y mil veces me aconsejaron que no hiciera un mundo de nada. Que aprendiera a perder pequeñas batallas para poder ganar la guerra. Una y mil veces me recordaron que…los viejos guerreros nunca mueren.
Así que, estéis donde estéis, os mando un beso.
Coco.
Los de la imagen son mis padres.
Ni idea de quién les hizo la foto pero, quien quiera que sea, sabía que me iba a gustar.
Que razón tienes…yo perdí a mi abuela teniendo 49 años.Al ser mi madre hija única ,nosotros fuimos sus únicos nietos.Mis abuelos han sido para mi como unos padres..el último año de vida de mi abuela padeció demencia. .la cuidamos y mimamos. Fue una satisfacion cada minuto a su lado.Durante unos meses mi hermana y yo cuidamos íntegramente de ella coincidió con una operación de mi madre.Trabaje la mitad de jornada,hay una ley que ayuda en estos casos aunque también gane la mitad de sueldo..pero el dinero pierde su valor cuando se trata de alguien a quien le debes tanto.Cada día me acuerdo de sus consejos,de sus abrazos,de cuidarla como a una niña cuando ella ya no sabia ni quien era ella .Ellos eclipsaron a mis padres,que siempre han sido de «otra forma de querer».
Mi referente de madre ha sido ella,me hicieron felices ,me hicieron honesta,trabajadora y sin duda luchadora.
Mi reconocimiento a mis abuelos,que pensaron siempre en mi madre y en nosotros por encima de ellos.
Gracias coco por llevarme a esos bonitos recuerdos
¡Gracias a ti Alicia por compartir tus recuerdos en Te Conozco Bacalao!
¡Un beso enorme!