El listo, ese personaje que pase lo que pase siempre se sale con la suya.
Ese que aparca fuera de su plaza de garaje con el único fin de molestar a los vecinos, ese que saca la basura por la mañana para dejar el aroma en el ascensor y darnos los buenos días o ese que no pone el intermitente para cambiar de carril. Ese que hace obras en su casa y se toma como suyo el patio de la comunidad o el que no hace más que estar de baja cuando está mas sano que tú y que yo.
Todos conocemos a algún listo de estos, todos los sufrimos a diario, pero por desgracia, no podemos hacer nada contra él. El listo sabe más que nadie, tiene un don especial para encontrar la manera de saltarse las normas sin que nadie se atreva a decirle nada, hasta que llega alguien como tú o como yo.
¡Ya está bien de aguantarlos! ¡Ya está bien de que quieran tomarnos el pelo! Las cosas se hacen como se deben hacer, respetando las normas, respetando a los que nos rodean y respetándonos a nosotros mismos.
Ya está bien de llamarles listos cuando no lo son. Son unos aprovechados, canallas, sin vergüenza ni empatía que viven al límite, disfrutando de la sensación que les produce saltarse las normas y creerse mejores que los demás.
Las leyes están escritas para todos y las normas se adaptan a cada situación. Yo por mi parte pienso hacer que las cumplan, pero además pienso sacarles los colores de esa cara tan dura que tienen cada vez que tenga ocasión.
Ya está bien de soportar cómo os salís siempre con la vuestra.
¡Pa listo tú, cabezota yo!
Reyes