Queramos o no, siempre llega.
El día después, el día de hacer balance, el día en el que unos se levantan resacosos de emociones, borrachos de éxito, y otros no han podido dormir analizando qué fue lo que se hizo mal.
Llega el día y amanece para todos, pero para ninguno igual que para los demás. Unos desayunarán leyendo la prensa escrita, regodeándose con los resultados, otros buscando cada detalle o cada cifra, o simplemente evitando encontrarse con los titulares.
Los más, volvemos a nuestro trabajo, a comentar los resultados con los compañeros, porque aunque el voto es secreto, las caras y los comentarios de hoy desvelan las papeletas de cada sobre de ayer. No nos va la vida en ello, puede que estemos más o menos satisfechos con los resultados, pero estamos orgullosos de haber ejercido nuestro derecho con un 75% de participación.
En un mes repetiremos experiencia y entonces, tal vez y solo tal vez, la señora que hoy andaba perdida en mi colegio electoral ya sabrá que debe entrar a la cabina y rellenar sus sobres, cada uno con una papeleta de igual color. Los que hoy han votado por primera vez, ya serán expertos y podrán ejercer su derecho con mayor naturalidad y menos miedo, y los que hoy se quedaron sin votar saldrán a la calle o estarán más listos con el voto por correo.
Hoy es día de tomar conciencia de donde estamos, a donde vamos y que podemos hacer para llegar de la mejor manera. Confiemos en que nuestros votos sirven de algo y que entre todos haremos que el futuro sea mejor.
Enhorabuena a los premiados, y por favor, poneos TODOS A TRABAJAR por un país mejor.
Reyes