Las cosas cambian para bien o para mal y en tu adaptación a ellas reside tu felicidad.
Muchos cambios últimamente en las personas que me rodean, unas para bien, otras se sienten desubicados pero a la larga nos descojonaremos de todo lo que está pasando.
Amigos y amigas que inician una nueva vida, y como bien dicen ellos es hora de ver las cosas de otra manera, andan un poco perdidos de momento pero solo con mirar a los que tienen a su lado y sentirse escuchados, todo pasará, al menos de una manera más divertida.
Clientes que quieren un cambio y cuando ya estamos en el momento de aplicarlo se dan media vuelta y se van, asustados y reacios a hacer las cosas de una manera mejor, bueno quizá no se sienten a gusto con lo que tienen pero si te quedas como estas a corto plazo sabes que lo pasaras mal y sobre todo perderás eficiencia en tus procesos.
Familia, hijos que se van haciendo mayores y necesitan ser más independientes, quieren ellos provocar los cambios y no aceptan los que les imponemos nosotros, ¿Será esto una preadolescencia?
Yo, si yo cambio dímelo. Pero si que hay cosas que antes no me apetecían ni me gustaban y hoy las hago a buena gana, hay cosas y personas por las que he perdido interés. Pero eso si, orgulloso de haber retomado una cosa que hace 32 años deje de hacer.
Definitivamente estoy cambiando, señal de que estoy vivo.
Caye