… y te diré quién eres. Es un dicho muy repetido pero no por eso deja de ser cierto. Lo que si que es cierto que muchas veces que nos decían esta frase era para advertirnos de nuestras malas compañías.
No importa mucho lo que pienses, lo que opines, si te caen bien o te caen mal pero nuestro entorno condiciona y forja el carácter.
Quienes nos rodean son parte de nuestra evolución.
No somos los mismos que cuando tuvimos la edad de jugar a las canicas, ni cuando estábamos de Erasmus, ni como padres o madres. Por tanto, nuestros intereses, aspiraciones, y nuestra visión de la vida cambia con el tiempo. Por lo que, es probable que en alguna etapa tengamos que asociarnos fuera de nuestros círculos para lograr lo que buscamos en la vida. Habrá relaciones que perduren y cambien con el tiempo y otras que simplemente se diluyan hasta desaparecer.
Está claro que nos influencian nuestras parejas, nuestros maestros, nuestros compañeros de trabajo, nuestros rivales, pero sobre todo nuestros amigos.
Como decía un famoso gurú “Somos el promedio de las 5 personas con las que más nos relacionamos”
Ante esto qué más puedo decir:
¿Solo cinco y si son veinticinco?
Hay que quedar más.
Caye