«Dime niñooooo de quién ereeeees todo vestiiido de blancoooo…» Así empieza uno de los mil villancicos que escucharemos estos días por todas partes y esta es la pregunta que le hago yo a mas de uno de los que me felicitan las fiestas… ¿Y tu de quién eres? o mejor dicho ¿Tú quién eres? Si, tú que me mandas un mensaje de felices fiestas cuando hace años que ni hablamos o me ves por la calle y no me dices ni «adiós».
Esa es la eterna pregunta. ¿Se acuerdan de mi de verdad o están compitiendo a ver cuantos mensajes de Feliz Navidad reciben de vuelta?
De verdad que no lo entiendo. No es que yo sea el Grinch (bueno, a veces si), pero no entiendo que llegadas estas fechas la gente se quiera tanto. O quieres, o no quieres. No se puede querer sólo en Navidad. el amor no funciona así. El amor es de ida y vuelta, como la amistad, o la cuidas o la pierdes, no hay puntos extra por felicitar las navidades. Al menos mi panel de puntuaciones funciona así, se trabaja el día a día, el mes a mes, no el año a año.
Cierto es que son fechas de ver a los amigos y familiares que viven fuera, de organizar juergas con los compañeros de trabajo, con los amigos de toda la vida, con los primos y con los compañeros de clase. Pero no me vengas ahora a felicitarme las fiestas si no me has tenido en cuenta en los últimos tiempos. Es mas, si no me has mandado ni un wassap desde mi último cumpleaños, no te molestes, podremos vivir el uno sin el otro unas navidades más.
A pesar de todo, soy capaz de poner mi mejor cara y felicitar a la gente que me encuentro por la calle, aunque me cuesta un mundo, pero tampoco tengo por que fastidiar a las personas que disfrutan del maravilloso (para ellos) espíritu navideño.
Por esto y por las maravillosas decoraciones navideñas que tenéis en vuestras casas y os habéis empeñado en mostrar en vuestras redes sociales, ¡Feliz Navidad a todos! (no hace falta mensaje de vuelta).
Reyes