Y salió. Como hacía todos los martes y jueves desde un tiempo atrás. Pero esta vez no volvió. Se marchó. Para siempre y sin despedirse. No era su estilo. Estoy convencida que le habría gustado hacer las cosas de otra manera. No tuvo elección.
Y, mientras, alguien esperaba que abriera la puerta. Como hacía siempre. Incluso los martes y jueves.
A cambio, una llamada. Es el fin. Una salvaje sacudida en las entrañas. Resulta que, en un abrir y cerrar de ojos, todo salta por los aires y… esto no formaba parte del guión. Moviola. Demos al botón de rebobinar y cambiemos esa parte. No nos gusta. ¡Corten!
Imposible. No hay vuelta atrás. La vida no tiene billete de vuelta.
Al otro lado de la puerta por la que salió, como hacía todos los martes y jueves desde un tiempo atrás, el suelo se tambalea. ¿Que toca ahora? ¿Y ahora qué? Preguntaspreguntaspreguntas…Caos. Crisis. Respuestasrespuestasrespuestas…
Tristeza acompañada de mucho dolor. Esa es la única respuesta a este sinsentido. Y los miedos, siempre al acecho, te saludan. Vienen para que eches de menos TODO. Y maldigas a la suerte. Darías lo que fuera, incluso lo que no tienes, para poder repetir la escena y darle diferente final…un final feliz, por supuesto.
¿Quién dijo qué es fácil cambiar de vida? ¿Eso es posible? ¿Volver a empezar desde casi cero? Y ahora no falta quien te dice que toca reinventarse o ir en otra dirección pero sin dejar de mirar de reojo… ¡Dejad de decir gilipolleces, hombre YA! ¡No me vengas con que hay luz al final del túnel y chorradas por el estilo!
Quizás no lo creas. O no te des cuenta. Normal. Es lo que toca en estos momentos. Pero algún día, cuando menos lo esperes, lo verás con una claridad pasmosa. Las cicatrices seguirán a tu lado. Una canción, un aroma, una botella de Luis Cañas entre amigos…cualquier detalle bastará para que te invadan los recuerdos de ese pasado que hoy es presente. Y te acompañarán hasta el final.
En todo ese abismo hay una buena noticia: la herida habrá dejado de sangrar.
Coco
Fuente de la fotografía: Pinterest.
