Maria Cristina Martinez-Tercero es abogada, especialista en Propiedad Intelectual, Nuevas tecnologías y Protección de Datos. Además es fan de las intros de Risto Mejide, los amarillos de Albert Espinosa, los viajes, la buena música y los amaneceres en el mar. El post de Cris, es casi robado pues lo recibí ayer y sin darle opción le dije que lo iba a publicar aún a riesgo de que me demande. Léelo y verás que el peligro al que me enfrento vale mucho la pena. Reyes
Confesiones de domingo
Siempre he dicho que el amor es contradictorio, algo así como poder estar sola sintiéndote acompañada, o disfrutar de independencia adorando el compromiso.
Siempre he creído –y ahora estoy segura- que nunca podría enamorarme de alguien a quien no admirara; un hombre que diga mucho sin apenas abrir la boca; que no se esfuerce por demostrar quién es, porque él ya lo sabe. Un amor tan pasional como intelectual; un amor hecho de compartir momentos sencillos pero a la vez llenos de magia; un amor con el que soñar despierta, que me inspire a escribir, que me sonroje y me distraiga.
Siempre he pensado que el amor debe cocerse a fuego lento, sin prisas, con mucha alegría e ilusión. Un amor de “te quieros” de madrugada, de frases directas y sin estrategias, con esa sinceridad tan absoluta que en ocasiones asuste pero siempre me dé paz. Un amor que sea luz y que me ayude a ver siempre lo positivo; un amor que fluya sin ser presionado, que crezca sin ultimatums, que aumente con besos robados.
Quizá es lo que otros piensan o quizá no, pero yo me quedo con tu cara de sueño para llenarla de besos, con esas preguntas en los momentos menos esperados, o con las conversaciones estimulantes en cualquier lugar.
Que sí, que elijo la sencillez, la espontaneidad, la rebeldía e incluso a veces, la chulería, ¿por qué no? Un amor natural y casual, sin tapujos, sincero y sobre todo especial.
Cris
Imagen: Cris en Amsterdam